España comienza los preparativos para una vacunación récord

Pfizer se compromete a llevar las dosis ultracongeladas a los centros de inmunización. El Ministerio de Sanidad y las comunidades deben definir a quién se vacuna y dónde

La carrera por tener una vacuna efectiva contra el coronavirus ha superado algunos de los más complicados obstáculos. De confirmarse el anuncio de Pfizer y la efectividad del 90% en su prototipo, el comienzo de las inmunizaciones a gran escala puede ser cuestión de meses, si no semanas. Ya habrá pasado lo más complicado (la investigación y los ensayos clínicos) pero le quedará el último tramo, el que lleva las moléculas del laboratorio hasta una jeringuilla y, de ahí, al brazo de millones de personas. Es un camino complicado que tiene que recorrer a aproximadamente 75 grados bajo cero. Tanto la farmacéutica como las autoridades sanitarias están tratando de allanarlo para que no retrase la inmunización.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha anunciado este martes que la Unión ha cerrado un acuerdo para comprar 300 millones de dosis. De ellas, 20 millones irán a España para vacunar a 10 millones de personas (ya que hacen falta dos administraciones), según ha dicho el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Todavía está por definir a quiénes se vacunará con estas dosis y cómo se hará. Para establecerlo será necesario conocer los resultados oficiales de los ensayos de Pfizer y comprobar si se puede inmunizar a todos los grupos de edad y a personas con patologías, explica una portavoz del Ministerio de Sanidad. De ser así, lo normal, según dijo Illa, será que se vacune en primer lugar a los sanitarios y las personas de más edad, que son las más vulnerables a la covid. Estos grupos suman prácticamente el número de vacunas disponibles en esta primera entrega: en España hay más de nueve millones de mayores de 65 años y alrededor de medio millón de sanitarios.

Los servicios de salud pública de las comunidades autónomas y del ministerio tendrán que definir cómo lo hacen, pero si los resultados del ensayo no dan sorpresas, lo más probable es que se utilice una estrategia muy parecida a la de la vacunación de la gripe, asegura una fuente de un servicio de salud pública autonómico.

Pero el reto será mayor. En primer lugar porque la tasa de la vacunación de la gripe en España entre los mayores de 65 años es de un 54% y solo la reciben un tercio de los sanitarios. En la vacuna contra la covid el objetivo es que se inmunice a un porcentaje mayor de la población de riesgo, aunque siempre será voluntario. En segundo lugar, porque a los 28 días de la primera dosis hay que administrar la segunda, con lo que se duplica el trabajo. Y en tercero, por las características de la vacuna contra el coronavirus, que debe guardar una cadena de ultra frío.

Este último obstáculo lo asume Pfizer. “Hemos desarrollado planes y herramientas logísticas para asegurar un transporte, almacenamiento y control continuo de la temperatura de las vacunas efectivos. Nuestra distribución se basa en un sistema flexible que enviará los viales congelados al punto de vacunación en el momento necesario”, asegura una portavoz de la compañía. Es decir, en principio no hará falta un almacén central para guardar las vacunas. Llegarán en unos bidones similares a los que se han utilizado para transportar a África las vacunas contra el ébola, que también requieren temperaturas ultrabajas. En cada uno de estos caben 1.800 dosis y se pueden transportar en cualquier medio de transporte, no hace falta que esté refrigerado, puesto que la temperatura ya la mantiene el propio contenedor durante alrededor de cuatro semanas.

“Lo lógico es que las vacunas vayan llegando paulatinamente y a ese mismo ritmo se vayan administrando, de forma que no haría falta almacenarlas, pero también estamos preparando alternativas por si fuera necesario”, asegura César Hernández, jefe del departamento de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia Española de Medicamentos y Productos de Uso Sanitario (Aemps). Explica Hernández que hay que perfilar los detalles del acuerdo, cómo se distribuirá y a cuántos puntos llegará en cada país, pero ve posible que sean los propios centros de salud los que las administren. Con el sistema previsto no necesitan tener congeladores de ultra bajas temperaturas, una infraestructura con la que solo cuentan los laboratorios de los hospitales, y de pequeño tamaño, para almacenar muestras de algunos patógenos, entre otras cosas.

No está previsto, según Hernández que se fabriquen dosis en España. Lo que sí es posible, explica, es que si Pfizer no tiene capacidad para llenar los viales de vidrio al ritmo necesario (una etapa de la manufactura que puede crear cuellos de botella), recurra a otras empresas. “Lo que hemos hecho en la Aemps es estudiar las capacidades que tiene y ponerlas a disposición de la farmacéutica”, señala. Existen compañías que ya firmaron acuerdos para hacer lo mismo con la vacuna que prepara Moderna y Oxford, de características similares, así que es de prever que estas mismas pudieran encargarse con la de Pfizer, si fuera necesario.

Las farmacéuticas que tienen vacunas en la última fase ya se han adelantado para comenzar a fabricar dosis y tenerlas listas en caso de que reciban aprobación. Pero todo el proceso descrito parte de esta hipótesis, por confirmar: que finalmente reciban la autorización y puedan comenzar a administrarse. Hernández cree que conforme pasen las semanas, no solo esta, sino otras vacunas vayan probando resultados y recibiendo la luz verde de las autoridades para comenzar su administración. Si es así, se irían sumando para tratar de inmunizar a la mayor parte de la población en aproximadamente un año.

No existen infraestructuras para almacenar
Míriam Alía, coordinadora de Emergencias de Médicos sin Fronteras, asegura que nunca ha visto un reto de vacunación semejante en el mundo. Y ha trabajado para llevar vacunas a los lugares más remotos, incluida la del ébola a temperaturas ultra bajas a la República del Congo. Lo que en España ve difícil (llevar la vacuna en tiempo, forma y frío) a algunas zonas rurales, lo cree todavía mucho más complicado para países de ingresos medios y bajos. “No existen infraestructuras para guardar estas dosis a temperaturas por debajo de 70 grados bajo cero en el caso de que necesiten ser almacenadas”, señala.

Tampoco los hospitales españoles cuentan con ultracongeladores porque hasta ahora no había fármacos que necesitaran tan baja temperatura para conservarlos, explica Olga Delgado, presidenta de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria. Tampoco los hay en los centros de salud, donde las vacunas se conservan a entre 2 y 8 grados, asegura Francisco Álvarez, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. En su opinión, la vacunación contra el coronavirus debería hacerse en los centros de salud para evitar los traslados de personas mayores y vulnerables a los hospitales.

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