¿Qué tan exacta es la fecha de caducidad de los alimentos?

Un estudio sobre la propagación de bacterias en los alimentos “caducos” de la Universidad de Florida revela si realmente la fecha de caducidad determina qué tan comestible es el alimento.

Overhead shot of a Tin Can of Tuna with Expiration date.

Al año, es posible que leamos cientos de veces frases como “mejor consumir antes de”, “usar antes de”, o “preferiblemente no tomar después de”. Todas estas oraciones hacen alusión a la fecha de caducidad estimada de ciertos alimentos, como la carne o los productos lácteos. Pero, nosotros solemos tomar este dato como si fuera algo vital para evitar una intoxicación cuando realmente no es así.

Todavía no existe ningún sistema fijo o universalmente aceptado por la FDA que le asigne fecha de caducidad a los alimentos. Todo lo que tenemos son las recomendaciones aproximadas de cada vendedor sobre cuándo se debe consumir dicho producto. Con lo cual tirar un envase de leche sin usar solo porque se “venció” ayer es algo absurdo. Y para demostrarlo, la microbióloga Jill Roberts de la Universidad de Florida ha realizado un estudio sobre la propagación de bacterias en los alimentos “caducos”.

La confusión con las fechas de caducidad

De acuerdo con sus hallazgos, cerca del 31% de todos los alimentos disponibles nunca se consumen porque las personas piensan que la fecha de caducidad determina qué tan comestible es el alimento.

Es lógico creer que las fechas están ahí por razones de seguridad. Pero eso no significa que estén comprobadas por la ciencia o por la seguridad alimentaria.

Normalmente, los productores de alimentos encuestan a sus consumidores para elegir la fecha de caducidad más adecuada para su producto, ya sea carne, yogures o galletas.

Lo que estos fabricantes toman en cuenta no es la proliferación de las bacterias, sino el sabor. Si después de los seis meses al grupo de enfoque ya no les gusta el sabor, entonces ellos estiman que el alimento ya caducó y le ponen esa fecha como tope. Por supuesto, esto siguiendo las regulaciones gubernamentales de sanidad.

El problema es que hay fabricantes más pequeños que ponen la misma fecha de caducidad en sus alimentos en lugar de preguntarle a sus consumidores. Con lo cual el mercado de lácteos, por ejemplo, acaba teniendo una fecha de caducidad estándar que no corresponde con la realidad de todas las marcas.

De allí que muchas veces los productos caduquen antes de la fecha de vencimiento, o varios meses después.

La fórmula infantil que se le da a los niños pequeños es el único producto alimenticio que está regulado por la ciencia. Así que el resto de fechas de caducidad en los alimentos no deberían ser determinantes al momento de la compra, pues muchas de ellas son inventadas o falsificadas para cumplir con los estándares.

¿Cómo podemos identificar los alimentos que han caducado?

«Food ,vegetable and beverage in refrigerator»

Para la microbióloga, la manipulación del alimento es lo que verdaderamente determina cuántas bacterias pueden crecer y provocar enfermedades como la listeria.

Si un alimento necesita refrigeración, por ejemplo, y nosotros lo dejamos varias horas al aire libre, puede que ya no sea seguro consumirlos después. No porque su fecha haya caducado, sino porque la humedad alimenta a los microbios.

Asimismo, si dejamos un producto sin su empaque, es posible que ese alimento sufra una contaminación cruzada antes de que podamos ingerirlo. Lo que tarde o temprano nos llevará a una intoxicación si todo lo que tomamos en cuenta es la fecha de caducidad de ese alimento.

La FDA considera que existen algunos productos que son “potencialmente peligrosos” por la humedad y la gran cantidad de nutrientes que poseen. Estos son el pollo, la leche, los huevos y los tomates en rodajas, que se han relacionado con brotes graves de listeria en los últimos meses.

Jill Roberts recomienda que, en lugar de mirar solo la fecha de caducidad, intentemos cuidar los alimentos que consumimos refrigerar todos los que así lo requieran inmediatamente después de comprarlos, lavar bien las manos antes de manipular cada alimento y evitar lugares a la intemperie, en donde los insectos y los animales puedan acceder, al menos hasta que algún científico determine la vida útil de los alimentos, y la FDA empiece a clasificar a todas esas marcas que consumimos a diario.

Pero hasta entonces, los consumidores tendrán que confiar en sus ojos y narices para evitar una intoxicación, descartando el pan peludo, el queso verde o los helados con hongos. O así lo desean, seguir estimando la frescura de los alimentos y del agua por su fecha de caducidad.

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