Así es como el estrés puede hacer que pierdas la vista, según un estudio

El estrés aumenta la tensión intraocular, lo que desgasta las fibras nerviosas.

Como la mayoría de las partes de nuestro cuerpo, los ojos se deterioran gradualmente con el tiempo. Un nuevo estudio ha revelado como el estrés puede acelerar este proceso de envejecimiento, un descubrimiento que podría ayudar a tratar problemas oculares que se desarrollan a medida que envejecemos, incluyendo el grupo de enfermedades causantes de pérdida de visión conocidas conjuntamente como glaucoma.

Hipertensión intraocular

Según explican en el medio especializado Aging Cell, la hipertensión intraocular es una consecuencia común del estrés incluso en las personas más sanas. Desde hace tiempo se sabe que esta condición está ligada al desarrollo del glaucoma, pero este nuevo trabajo también aporta evidencias de que se relaciona con marcadores propios del envejecimiento biológico, tales como cambios en etiquetas moleculares del ADN y proteínas que controla que genes se activan o se desactivan.
Estos cambios, que son de naturaleza epigenética, se adquieren de manera acumulativa, como resultado de varias instancias diferenciadas de estrés, dicen los investigadores.
Y el hallazgo, afirman, nos proporciona una ventana de oportunidad para la prevención de la pérdida de visión, siempre y cuando la enfermedad se reconozca de manera temprana.

Fluctuaciones extremas

Para llegar a estas conclusiones, los autores se fijaron en el encabezamiento del nervio óptico de los ojos de ratones en los que la tensión intraocular se había elevado artificialmente. En los animales más jóvenes había pocas diferencias respecto a los controles sanos, pero en los más mayores la presión intraocular elevada mostró una pérdida de axones (fibras nerviosas), una circunstancia que se observa también en casos de glaucoma.

Es decir, que los ratones más ancianos se mostraban más susceptibles a cambios en la presión de sus ojos, lo que lleva a un daño causado por la inflamación y por una pérdida gradual de función celular que normalmente tardaría años en darse de manera natural.
En los humanos, la presión intraocular no es fija, sino que varía a lo largo del día. Las fluctuaciones más prolongadas y extremas se han asociado previamente a la progresión del glaucoma, y estos autores creen que el efecto acumulativo de estas fluctuaciones es responsable del envejecimiento tisular.

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