José Epita Mbomo, el ecuatoguineano que sobrevivió en un campo de concentración nazi

Este español de origen ecuatoguineano, llamado José Epita Mbomo, sobrevivió a la Guerra Civil, participó en la resistencia francesa, pasó por 4 campos de internamiento franceses, un campo de concentración nazi y sobrevivió al hundimiento del Cap Arcona.

José Epita nació en Ibanamai (Guinea Ecuatorial, en aquel momento colonia española) el 15 de agosto de 1911. Mecánico de aviones en 1936, poco antes del comienzo de la Guerra Civil se casó con una mujer blanca (algo extremadamente poco frecuente entonces) llamada Cristina Sáez.

Perdida la guerra, José se exilia en Francia. Allí es internado en diversos campos de internamiento franceses en los que las condiciones de vida eran lamentables y la higiene prácticamente inexistente: llegó a pasar por Saint-Cyprien, Argelès-sur-Mer, Gurs y Septfonds.

Tras salir del campo, José entra a trabajar como electricista en una compañía francesa. Es entonces cuando se une a la resistencia, donde participa saboteando a los nazis en diversas ocasiones. En 1944, la Policía francesa le detiene y es deportado al campo de Neuengamme.

En aquel campo, cerca de ciudad de Hamburgo, José pasa todo tipo de penalidades a manos de los nazis, pero logra sobrevivir. El hecho de ser negro hizo que a los nazis les «hiciese gracia» tenerle como camarero (además de trabajar de electricista). En 1945, hacia el final de la guerra, los nazis deciden vaciar el campo y enviar a todos los prisioneros caminando hasta la bahía de Lübeck, donde muchos murieron por el camino.

 

El plan era encerrarles en 4 barcos y hundirlos con todos los internos dentro. Uno era el Cap Arcona. El Cap Arcona era un buque de línea construido en 1926, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial dejó de operar y quedó anclado en la bahía. En su momento, fue un barco de lujo al más puro estilo Titanic. A finales de abril, los nazis embarcaron a todos los prisioneros.

Para poder llenar el buque de prisioneros los alemanes habían vaciado los interiores del barco, pero los paneles que recubrían techo, suelo y paredes seguían siendo los mismos con preciosos adornos. Para los cautivos la visión era surrealista.

Además, debido a las condiciones de hacinamiento y la falta de comida, todos los días fallecían muchos prisioneros y otros tantos se tiraban por la borda. Aquellos barcos eran un infierno en el que los prisioneros estuvieron cerca de una semana. El 3 de mayo, los nazis se prepararon para hundir los barcos, pero apareció la RAF.

Los nazis aprovecharon la oportunidad: colocaron en los barcos nazis la bandera blanca, símbolo de rendición, pero dejaron en los 4 buques cargados de prisioneros la bandera del Reich.

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