La Unión Europea busca en África la alternativa al gas ruso

Mozambique, Nigeria, Senegal, Tanzania o Mauritania pueden ser los nuevos orígenes del suministro.

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La Unión Europea ha puesto la mirada en África para acelerar la sustitución del gas ruso. Los grandes descubrimientos de recursos del continente durante la última década ofrecen una oportunidad para que el gas pueda desempeñar un papel más importante en el sistema energético de África, pero también para las exportaciones.

Según la Agencia Internacional de la Energía, hasta la fecha se han descubierto en África más de 5.000 bcm de gas natural que aún no han sido aprobados para su desarrollo. Estos recursos podrían proporcionar 90.000 millones de metros cúbicos más de gas al año de aquí a 2030, lo que equivaldría aproximadamente a un consumo de 166 años de España y un volumen suficiente para convertirse en un actor clave para el abandono del gas ruso en el año 2027.

La Comisión Europea afronta el gran dilema de la transición energética: la dependencia actual del gas y los planes de descarbonización generan un círculo vicioso que provoca que las inversiones necesarias para afrontar el escenario geopolítico actual estén en duda por la imposibilidad de lograr los retornos adecuados en los plazos en los que se estima que se va a producir la descarbonización. A este punto se suma la decisión del Consejo Europeo de abandonar la financiación de proyectos de gas, lo que obliga, en muchos casos, a camuflarlos como futuros proyectos de hidrógeno.

En este escenario, África puede convertirse en la gran solución del problema europeo, ya que las inversiones pueden lograr un doble impacto. Por un lado, reducir la dependencia del gas ruso y por otro a sustituir el uso de productos petrolíferos al tiempo que se responde a un crecimiento de la demanda interna.

África mantiene todavía en estos momentos a 572 millones de personas sin acceso a la electricidad y el acceso a estos recursos naturales puede facilitarles competir con Estados Unidos –que se ha convertido en el primer semestre del año en el mayor exportador de GNL del mundo–, Qatar o Azerbaiyán.

Demanda de gas

La AIE considera que de aquí a 2030, la demanda interna representará dos tercios de la producción, pero alerta del riesgo de que los nuevos proyectos con largos plazos de ejecución puedan afrontar dificultades para recuperar sus costes si el mundo consigue reducir la demanda de gas para alcanzar las emisiones netas cero a mediados de siglo como se ha comprometido en los Acuerdos de París.

La demanda de gas natural en África aumentará hasta 2030, según el escenario sostenible de la AIE, por el crecimiento de la industria, incluidos los fertilizantes, el acero, el cemento y la desalinización del agua. Sin embargo, existen obstáculos para estimular la demanda, como el tamaño relativamente pequeño de los mercados individuales, que dificulta las economías de escala y la falta de la inversión en infraestructuras intensivas en capital y de larga duración.

A esta situación, se suma el creciente peso de las energías renovables en la generación de energía y de la electricidad en los sectores de uso final, incluyendo la industria. En general, la agencia distingue tres grupos de países en África. El primer grupo incluye a Argelia, Egipto y Nigeria, donde el gas natural es una fuente de energía principal.

La francesa TotalEnergies o la italiana Eni lideran los principales proyectos

El consumo de gas ha aumentado en línea con el crecimiento de la producción y los objetivos son frenar el declive de sus yacimientos y mantener los niveles de producción para satisfacer la demanda interna y generar ingresos con la exportación. Argelia, de hecho, ya es uno de los principales suministradores de gas tanto de España como de Italia. Egipto cuenta con un elevado consumo interno que le dificulta exportar y Nigeria está tratando de poner en marcha dos grandes proyectos –a través de Marruecos (Trans Nigerian Gas Pipeline) y de Argeli (Trans Saharian Gas Pipeline)– para intentar ganar más cuota de mercado en Europa.

Nigeria tiene previsto tener disponible a finales de este año un séptimo tren de licuefacción que supondría una capacidad adicional de 11 bcm de gas. El segundo grupo incluye países como Costa de Marfil, Ghana y Sudáfrica, que prevén un papel más importante del gas, ya sea con producción nacional o con gas natural licuado (GNL) importado.

Sin embargo, la solvencia de los compradores sigue siendo un obstáculo para atraer inversiones en terminales de importación (principalmente de almacenamiento flotante y de regasificación), gasoductos y centrales de gas, además de todos los riesgos asociados a la complejidad de los proyectos, según explica la Agencia Internacional de la Energía.

Próximos desarrollos

El tercer grupo está formado por países como Mozambique, Senegal y Tanzania que pretenden desarrollar sus enormes recursos con grandes proyectos de GNL orientados a la exportación y es donde han puesto el foco especialmente compañías europeas como Eni, o TotalEnergies.

El reciente aumento de los precios ha intensificado el interés por entregar los proyectos aprobados lo antes posible y por desarrollar una nueva oleada de algunos que se encuentran en fase conceptual o al borde de la decisión de inversión.

La financiación de los nuevos proyectos sigue siendo un reto, ya que la mayoría están financiados por bancos o agencias de crédito en países con objetivos de emisiones netas cero. Optimizar los costes, evitar retrasos, agilizar la cadena de suministro son requisitos previos para que los nuevos proyectos de GNL africanos puedan asegurar la financiación.

Tanzania firmó un gran acuerdo con Shell y Equinor

Para la Agencia Internacional de la Energía existe la oportunidad de canalizar la financiación hacia el desarrollo de un mercado local con los proyectos de exportación de GNL, lo que podría ayudar a que los ingresos fueran menos vulnerables. Este enfoque se ha utilizado en Angola o Nigeria, con un éxito desigual porque se requiere un cuidadoso equilibrio entre los inversores internacionales y los intereses de los gobiernos en el suministro de gas para alimentar las industrias nacionales.

Tanzania firmó un gran acuerdo con Shell y Equinor para desarrollar la planta de Lindi LNG por cerca de 30.000 millones. El presidente italiano, Sergio Mattarella, visitó Mozambique, para apoyar los desarrollos que está haciendo Eni para garantizar el suministro al país. La compañía espera tener en operación a finales de año o principios de 2023 una nueva planta en el país.

Por su parte, la francesa Total desarrolla Mozambique LNG, que supone la mayor financiación de un proyecto en la historia de África hasta la fecha, tiene la obligación de suministrar 0,7 millones de toneladas al año (Mtpa) al mercado nacional una vez que la terminal esté operativa. El proyecto supondría poner en marcha 18 bcm aunque tuvo que suspender sus obras en 2021 por los ataques que sufría la instalación y pese al intento de la francesa de reiniciar las obras, el contratista Saipem parece que no podrá poner en marcha de nuevo la construcción de esta instalación hasta 2023.

El país cuenta, además, con otros dos grandes proyectos. Por un lado, Coral Sur FLNG con una capacidad para 5 bcm y Rowma LNG, cuya decisión de inversión todavía no se ha adoptado. Otro de los países que ha pisado el acelerador es la República de Congo, que pretende poner en marcha en 2023 una planta de GNL flotante con una capacidad de 4,5 bcm. La petrolera italiana Eni es prácticamente la única compañía desarrollando reservas de gas en el país cuyo suministro de electricidad depende en un 70% de Congo Power Plant.

Objetivos de Alemania

Alemania ha sido uno de los países que ha mostrado un mayor interés en el desarrollo de los proyectos entre Mauritania y Senegal. El primer ministro, Olaf Scholz, viajó en mayo al país para interesarse por los desarrollos de proyectos como el Greater Tortue Ahmeyum LNG (GTA) con una capacidad de 15 tcf. BP con un 60%, Kosmos Energy con un 30% y las empresas nacionales Petrosen y SMHPM con un 10% son las que lideran este proyecto.

En Senegal se desarrolla también el proyecto Yakaar Teranga con una capacidad de 20 tcf que podría empezar a producir en 2024 y en Mauritania, junto a GTA, se avanza en el proyecto BirAllah con una capacidad estimada de 13 tcf. La compañía norteamericana New Fortress Energy también impulsa el proyecto Banda LNG que contará con una capacidad de 1,2 tcf y que se utilizaría para el consumo doméstico.

«El nuevo e imprevisto interés de Europa por el suministro de gas natural africano»

Según The Oxford Institute for Energy Studies, «el nuevo e imprevisto interés de Europa por el suministro de gas natural africano probablemente sea un acontecimiento a corto y medio plazo con algunas oportunidades beneficiosas para los productores de gas africanos.

A largo plazo, Europa se centrará sin duda, en la importante descarbonización de sus economías. Los responsables de las políticas energéticas africanas no deberían perder de vista las prioridades de desarrollo económico sostenible a largo plazo de sus economías. Esto no puede basarse, entre otras cosas, en las esperanzas a corto plazo de que el nuevo entusiasmo de Europa por el gas africano continúe a largo plazo, sino en la forma de abordar con éxito las duras realidades de un panorama geopolítico y energético internacional en constante cambio».

La UE ha llevado a cabo una intensa labor diplomática para poder conseguir gas de países como EEUU, Noruega, Qatar, Azerbaiyán, Australia y Emiratos Árabes.

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