El gobierno de Sudán ha acogido con beneplácito los comentarios del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, esta semana de que le gustaría que Sudán sea excluido como patrocinador estatal del terrorismo, informaron medios locales.
Pompeo ha indicado en repetidas ocasiones que el Departamento de Estado espera eliminar la designación, lo que obstaculiza severamente la inversión en Sudán, pero han surgido disputas sobre un paquete de compensación por los atentados de 1998 contra dos embajadas estadounidenses.
El máximo diplomático estadounidense dijo el jueves al Comité de Relaciones Exteriores del Senado que la legislación sobre un acuerdo debería presentarse ante el Congreso «en el muy, muy cercano plazo».
Según un informe en inglés de la agencia oficial de noticias SUNA, el sábado el gobierno de transición sudanés recibió con beneplácito la declaración de Pompeo y «prometió hacer su mejor esfuerzo para cumplir con los requisitos que ayudarían a la administración (estadounidense) a» tomar «medidas positivas».
El sitio independiente de noticias en línea Sudan Tribune informó que el gobierno había dicho en un comunicado que «está listo para continuar trabajando con la administración estadounidense para eliminar a Sudán de la lista de patrocinadores estatales del terrorismo y establecer una relación de asociación que beneficie a ambos países».
«Existe la posibilidad no solo de que se empiece a construir una democracia, sino también de oportunidades regionales que también podrían derivarse de eso», dijo.
«Creo que levantar al patrocinador estatal de la designación de terrorismo allí si podemos … cuidar a las víctimas de esas tragedias sería algo bueno para la política exterior estadounidense», dijo Pompeo.
Según la SUNA, Hamdok reafirmó «su compromiso de continuar ejerciendo esfuerzos con todos sus amigos en los Estados Unidos y en el extranjero» para cerrar el tema y que Sudán vuelva completamente a «ser parte de la comunidad internacional».
Bashir le dio la bienvenida al jefe de Al Qaeda, Osama bin Laden, y Sudán fue acusado de ayudar a los yihadistas que volaron las embajadas en Kenia y Tanzania, matando a 224 personas e hiriendo a otras 5.000.
El nuevo gobierno de Sudán acordó un paquete de compensación, pero surgió una disputa sobre los pagos más altos a los estadounidenses que a los africanos, que representaron la gran mayoría de las víctimas.