Francia aboga por la transferencia de patentes al continente africano para que pueda garantizar la inmunización adecuada

"La salud es un bien público mundial. Por lo tanto, la respuesta a la pandemia del covid-19 debe ser multilateral, masiva e inclusiva; y el acceso a las vacunas debe ser equitativo, universal y transparente"

Foto:WHO/Neequaye S.

Estas son las reflexiones de Francia sobre la situación epidémica mundial generada por Covid-19, que han motivado su compromiso de solidaridad, al lado del sistema multilateral y de otros países que comparten estos valores.

La respuesta a esta crisis pasa por la cohesión internacional, la unidad de las naciones y la solidaridad de las conciencias, es decir, por el recurso al multilateralismo, en otras palabras la acción conjunta y concertada de todos los Estados afectados. En un mundo globalizado e interconectado, ni siquiera los países más grandes pueden vencer la pandemia por sí solos. Si no actuamos colectivamente, en todos los continentes, corremos el riesgo de que el virus se nos escape y vuelva con más fuerza.

En esta crisis, favorecer los intereses propios antes de trabajar por una respuesta coordinada es obviamente lamentable. Así, todas las potencias deben situar sus acciones en el marco multilateral. La lucha contra la pandemia no debe ser de poder, sino de salud y cooperación. La «guerra de las vacunas» no tiene cabida en la respuesta a esta crisis multifacética.

Este deber de solidaridad y la necesidad de recurrir a la acción multilateral, que Francia apoya, se concretó en abril de 2020, con la iniciativa ACT-A (Access to Covid tools) lanzada conjuntamente por la Directora General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Presidente de la República Francesa y el Presidente de la Comisión Europea. El «acelerador ACT» se basa en una idea sencilla: garantizar un acceso equitativo y universal a las herramientas de lucha contra el Covid-19, que se inscribe en un enfoque de «bien público mundial».
Sin precedentes por su ambición, su formato y su rapidez de aplicación, se ha convertido en la punta de lanza de la respuesta multilateral a la pandemia, en particular a través de su dispositivo COVAX, que constituye su pilar «vacunas», que incluye también los pilares «pruebas de diagnóstico», «tratamiento» y «apoyo a los sistemas sanitarios debilitados por la pandemia». Codirigido por la OMS, este dispositivo COVAX es la mayor iniciativa multilateral desde el acuerdo climático de París (2015). Su objetivo es aunar los recursos de muchos países recaudando 7.500 millones de dólares para financiar 2.000 millones de dosis de vacunas, de las cuales 1.300 millones serán para los 92 países más frágiles. Tenemos entendido que Guinea Ecuatorial está considerando la posibilidad de adherirse, lo que acogemos con satisfacción.

Aunque esta iniciativa garantizará que todo el mundo tenga acceso a las vacunas, no es suficiente. Tenemos que avanzar mucho más rápido y con más fuerza para garantizar una distribución mundial justa de las vacunas.

Francia también ha expresado su solidaridad internacional apoyando firmemente la iniciativa del G20 y del Club de París de suspender el servicio de la deuda de los países más frágiles. El final inicial del periodo de suspensión se ha ampliado hasta finales de junio de 2021.

Considerando que el tratamiento de la pandemia es una cuestión de salud pública mundial y que la vacuna debe distribuirse de forma equitativa, el presidente Emmanuel Macron presentó el 19 de febrero una iniciativa complementaria a los miembros del G7, tras las conversaciones con la Unión Africana. Aboga por el establecimiento de mecanismos de reparto de vacunas para que una parte de las dosis disponibles reservadas de antemano por los países del G7 y de la Unión Europea puedan beneficiar rápidamente a África. Francia pide que estos países dediquen entre el 4 y el 5% de sus reservas de vacunas al continente africano, que todavía está insuficientemente dotado.

En concreto, el Jefe de Estado francés pidió a los miembros del G7 que donaran rápidamente 13 millones de dosis, para vacunar prioritariamente a los 6,5 millones de trabajadores sanitarios del continente africano, primera línea de defensa contra la pandemia, y permitir así que los sistemas sanitarios resistan mejor.

Trabajando en el marco del dispositivo COVAX, Francia pretende llevar esta nueva iniciativa al más alto nivel para hacer posible esta donación de vacunas en un plazo breve. Sólo una victoria total, que incluya a África en la respuesta a la pandemia, permitirá superar el covid-19. Francia invita a todos los países que lo deseen a sumarse a esta iniciativa, que ya ha recibido el apoyo de la canciller alemana Angela Merkel y del presidente sudafricano Cyril Ramaphosa.
También debemos celebrar la llegada en los próximos meses de 270 millones de dosis de vacunas encargadas por la Unión Africana, cuya experiencia en la lucha contra las epidemias CDC África merece ser elogiada.

El presidente Macron también pide que se aceleren las transferencias de tecnología para permitir la fabricación de vacunas en suelo africano, especialmente allí donde puedan existir capacidades.
La idea es crear plataformas de producción para todo el continente, con el fin de reforzar la capacidad de respuesta de los países africanos frente a Covid-19 y reducir su dependencia del exterior. Parece esencial que África se equipe con todas las herramientas para luchar contra la pandemia. Los laboratorios farmacéuticos también deben participar en esta iniciativa de transferencia de tecnología, ante todo aplicando un principio de transparencia y regulación de precios.
Si aún fuera necesario, la pandemia del covid-19 demuestra, más que nunca, que la acción colectiva debe primar sobre el egoísmo de las influencias y las consideraciones económicas. Más allá de la necesidad de solidaridad, no actuar rápida y masivamente podría tener consecuencias aún más graves para las economías y las sociedades africanas, a veces ya debilitadas. Sin una distribución mundial equitativa de esta vacuna, no podremos detener la propagación del virus en sí, ni mitigar los impactos sociales de esta crisis en los cinco continentes.
Este reto fundamental justifica que la salud se convierta en un bien público mundial, para dar una respuesta multilateral, masiva y solidaria a la pandemia y garantizar un acceso equitativo, universal y transparente a las vacunas para todos. Sólo un enfoque colectivo puede hacer frente al reto que todos tenemos.

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