«La autocompasión y el victimismo solo abocan al fracaso»: Dra. Leonila Asong Engonga Obono

Leonila Asong es una persona que ha consagrado su vida al servicio de los demás. En esta entrevista nos cuenta su recorrido, y también resalta su papel como medico frente a la pandemia de la Covid-19 y la catástrofe del 7 de marzo, la cual califica de su peor experiencia hasta la fecha.

Leonila Asong Engonga Obono, (35 años), es Licenciada en Medicina por la Universidad de Barcelona, médico especialista en Medicina Interna por el Hospital Universitario de Guadalajara y Máster en Infección por el VIH por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.

Ha trabajado como Directora Médico Adjunta del Hospital Nuevo INSESO de Bata desde diciembre de 2016 hasta octubre de 2018 y desde entonces hasta la fecha; ejerce como Directora Médica titular del mismo hospital.

Nuestra Modelo de Mujer también es profesora clínica del departamento de Ciencias Clínicas y Salud Pública de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial desde septiembre de 2015.

La Dra. Leonila junto a sus compañeros profesores de la facultad

¿Cómo ha sido tu vida como mujer? Cuéntanos un poco…

Mis padres solían ser muy exigentes conmigo y mis hermanos. El lema en casa era que había que estudiar y había que aprender a valerse por una misma y desde muy pequeños nos lo inculcaron a todos. A pesar de esto, nunca la tomé como una imposición. Tenía claro que debía hacerlo por mí, para superarme día a día y por descubrir qué cosas era capaz de hacer por mi propio esfuerzo.

Era una persona muy tímida e introvertida en la infancia y adolescencia. También recuerdo una época de crisis de identidad. Unos días quería ser médico, otros profesora o policía. Parecía que tenía claro que quería dedicarme al servicio de los demás.

Me encantaba estudiar, sobre todo matemáticas y química. Solía tener buenas notas en el colegio. En cierta forma me molestaba que me llamaran “inteligente” o “cerebrito” porque detrás de esas buenas notas había mucha dedicación y perseverancia. La inteligencia es innata en el ser humano. Solo hay que saber explotarla.

Durante mi formación como especialista vivía sola y no tenía tiempo para el ocio. En su lugar me gustaba hacer manualidades en casa. Hasta montar armarios. Tengo fama de ser antisocial y no es así. Sigo siendo introvertida y, además, celosa de mi intimidad.

¿Por qué decidiste ser doctora? ¿Qué obstáculos o retos has tenido para alcanzar este objetivo?

Mi primera experiencia consciente de la muerte la tuve a los 8 años. Mi madre me llevó al Hospital General porque me encontraba enferma. Recuerdo que estábamos sentadas en la sala de espera cuando entró corriendo una mujer con su hija (de alrededor de un año) y pidiendo auxilio. A los diez minutos salió del consultorio con su hija fallecida en brazos. Aquello fue impactante para mí y desde entonces supe que quería ser médico. La confirmación la tuve a los 15 años.  Trabajaba de voluntaria algunos sábados con las monjas para visitar a enfermos de Lepra.

Después de aprobar la Selectividad me matriculé en la Facultad de Medicina de Bellvitge de la Universidad de Barcelona. Fueron 6 años durísimos, vivía a una hora en metro de la Facultad, tenía horarios de 8 a 19 h en la mayoría de las asignaturas.

El primer obstáculo que tuve fue el idioma. De repente estaba aprendiendo medicina en catalán, un idioma del que no era capaz de decir una frase. Muchos profesores no tuvieron la compasión de impartir las clases en castellano los primeros días a pesar de pedírselo. Así que tuve que matricularme al mismo tiempo a un curso de catalán.

Como extranjera y negra también sufrí algunos episodios y comentarios racistas. A pesar de esto hice muchas amistades que a fecha de hoy mantengo.

Siendo estudiante de tercer año tuve claro que quería ser médico internista. Me apasionaban las enfermedades infecciosas. La etapa más dura fue durante mi formación como especialista en Medicina Interna. Una formación de 5 años muy exigente y que necesitaba una dedicación plena. Como médico interno residente tenía guardias de 24 horas de duración con la responsabilidad de ver a todos tus pacientes al día siguiente y volver a la jornada habitual a la mañana siguiente.

Recuerdo que a partir del tercer año me dejaban a cargo de todo el Servicio de Urgencias con 4 o 5 residentes de primer y segundo año. A los que tenía estar continuamente vigilando para que no cometieran ninguna negligencia. Entre los 5 o 6 podíamos atender perfectamente a unos 400 pacientes en un día.

Sin embargo, es la etapa más enriquecedora como médico. Te curtes a base diagnosticar y tratar pacientes a diario.

¿Cuáles son tus proyectos actuales?, ¿algún proyecto de futuro?

La pandemia me ha hecho más administrativa que clínica. Aun así, me sigue gustando más estar con el paciente.

Antes de la pandemia tenía en mente el proyecto de hacer más visible en este país patologías crónicas y con graves complicaciones como la Hipertensión Arterial y la Diabetes Mellitus. Espero poderlo retomar en los próximos meses.
En el futuro me gustaría hacer otro estudio relacionado con el VIH y el SIDA.

¿Cuál ha sido tu papel durante la pandemia de la Covid-19 y la tragedia del 7M en Bata? Cuéntanos un poco…

Recuerdo mucha incertidumbre al inicio de la pandemia. Un virus nuevo del que apenas conocíamos y del que no nos podíamos imaginar las repercusiones que tendría en nuestras vidas.

Mis antiguos compañeros en España me contaban cómo lo afrontaban y me decían que debíamos prepararnos para el peor escenario. Recuerdo mucho estigma entre el mismo personal sanitario, debido al miedo de lo desconocido. Como Directora Médica tenía que formar parte del Comité Regional en representación del hospital. De una semana para otra teníamos una lluvia de pacientes en el hospital, con síntomas respiratorios y neumonías.

Con el hospital colapsado en el mes de mayo de 2020 tuvimos que habilitar y aumentar el número de habitaciones del hospital para poder atender a los pacientes. Enseguida también creamos un Comité Hospitalario con sus diferentes subcomisiones y nos reuníamos cada semana para evaluar la semana anterior y hacer propuestas de mejora.

Los principales objetivos eran la detección y aislamiento precoz de los pacientes, garantizarles la atención sanitaria y lo más humanitaria posible. Y por supuesto, garantizar la protección de todo el personal del hospital.

Este año, a pesar de haber atendido a pacientes en estado más grave que el año pasado, la experiencia nos ha permitido un mejor manejo de los mismos.

La catástrofe del 7 de marzo ha sido mi peor experiencia como médico hasta la fecha. Recuerdo que nada más ver la humareda desde mi casa cogí el coche y a los 15 minutos estaba en el hospital. Las primeras horas fueron de mucha incertidumbre. Al ser un domingo en el hospital sólo se encontraba el personal de guardia. Utilicé las redes sociales para hacer un llamamiento a todo el personal para que acudiera inmediatamente al hospital y he de decir, que la respuesta fue espectacular. Acudieron masivamente incluso sanitarios voluntarios de otros distritos. Muchos de ellos permanecieron en el hospital hasta 72 horas después del suceso.

El panorama era desolador. Teníamos a más de 200 personas en el Servicio de Urgencias, entre heridos y familiares. El servicio de Urgencias desbordado; personal, materiales y espacio insuficientes para tal cantidad de heridos. Caminábamos sobre charcos de sangre. Había que pensar y actuar rápido. De repente tuve que activar un protocolo inexistente, pero que conocía desde mi etapa de estudiante, de actuación en Emergencias y Catástrofes. Aquella tarde asumí el papel de asignar tareas al resto del personal sanitario y asegurarme en todo momento de proveerles del material necesario para atender a los heridos.

Ante ese escenario había que ejercer la medicina de catástrofes. Lo primordial: detectar los heridos con las lesiones traumáticas más graves y con necesidad de intervención quirúrgica urgente. Así como identificarlos a todos y mantener seguros a los niños con padres con paradero desconocido.

Dra Leonila junto a uno del equipo de asistencia de la Cooperación Española

Quiero aprovechar para agradecer a todas aquellas personas e instituciones que desde el mismo día y en las siguientes semanas mostraron su apoyo a las víctimas y al personal sanitario. Una muestra de solidaridad jamás vista y que quedará para siempre reflejada en la historia de este país.

 

¿Cómo compaginas tu trabajo con la vida personal?

Reconozco que le dedico más tiempo a mi trabajo que a mi familia y como a cualquier persona, me gustaría que fuese lo contrario. Me considero un persona rigurosa y escrupulosa y tiendo a buscar la perfección hasta en los mínimos detalles. No me gusta dejar trabajo para el día siguiente. Me cuesta mucho delegar y prefiero hacerlo todo yo misma. El resto de tiempo me gusta estar en casa con mi familia y hacer tareas de casa.

¿Quién es tu inspiración?

Mi hermana Mari Cruz. Es mi imagen viva de mujer luchadora, madre, hermana, amiga. Es bondadosa y muy protectora.

¿Cómo ves la integración y la evolución de las mujeres en nuestra sociedad?

A pesar de los avances que hemos tenido veo mucha distorsión en lo que es la esencia del feminismo. Queremos actuar como los hombres. ¡Pues no!, nunca seremos hombres. No quiero ser como un hombre. Quiero tener las mismas oportunidades y el mismo trato ante las mismas circunstancias.

¿Cuál es el valor que te gustaría transmitir a otras mujeres?

Las mujeres tenemos la cualidad de poder ser todo en uno y al mismo tiempo: madre, ama de casa y trabajadora fuera de ella, educadora, apaciguadora, proactiva, excelente cuidadora de la familia…y debemos aprovecharla para reivindicar nuestro liderazgo en la sociedad.

Que nuestra limitación solo sea la fuerza física. La autocompasión y el victimismo solo abocan al fracaso.
Y a aquellas que no han tenido la oportunidad de estudiar y trabajar fuera de casa y solamente son amas de casa, decirles que es un trabajo tan productivo y enriquecedor como cualquier otro remunerado.

Muchísimas gracias Leonila por esta maravillosa entrevista.

Muchas gracias AhoraEG

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