Durante las últimas semanas, hemos experimentado una serie de acontecimientos debido a la aparición a finales del 2019 de un nuevo virus Covid-19 en Wuhan, China, que ha escalado en el mundo de manera exponencial, pasando de ser una crisis sanitaria a una crisis económica de alcance global.
Ante este nuevo escenario, las proyecciones de crecimiento económico a nivel mundial han sido ajustadas a la baja, considerando aspectos como interrupciones en la cadena de suministro de servicios, y los impactos directos y colaterales que implica efectuar cuarentenas a nivel global, con sus respectivos efectos a nivel de cada zona geográfica.
La nueva situación que se presenta no debe dejar indiferente al sector bancario. Hemos observado la rápida reacción del regulador bancario de África Central, COBAC, que tras los recientes acontecimientos, ha emitido una Circular a los bancos con recomendaciones a seguir para atajar mejor las consecuencias a corto plazo del Covid-19 y fortalecer el sistema financiero ante los efectos a medio y largo plazo que se producirán sobre la economía en general.
En este contexto, varios son los desafíos a los que se enfrenta el sector bancario. Uno de ellos es la de garantizar la “Continuidad de las Actividades”. Los bancos deben activar su Plan de Continuidad de Actividades, es decir, deben adoptar los protocolos y medidas para responder ante una situación de emergencia originada por una pandemia, como es el caso. En este sentido hemos observado que los bancos han establecido protocolos muy concretos para la atención a la clientela: gestión de colas y atención hasta un máximo de 5 clientes, suministro de material desinfectante, carteles de información, etc.
Fotografía: Un empleado de BANGE suministra gel desinfectante a un cliente
Igualmente se han adoptado protocolos y medidas que contemplan desde mantener solo al personal crítico en sucursales para atención a público e impulsar la constante comunicación con los clientes para incrementar el uso de canales digitales. En el caso del Banco Nacional de Guinea Ecuatorial (BANGE) se han eliminado las comisiones por todos los servicios de atención a distancia (cajeros, sms, banca por internet), para favorecer su uso por parte de la clientela.
Otro de los desafíos a los que se enfrenta el sector bancario es la evaluación y medición de los impactos del Covid-19 a nivel de negocio. El análisis de los préstamos garantizados y no garantizados; reestructuraciones crediticias; revisión de los parámetros internos asociados a la gestión de liquidez y capital, son considerados parte de los “Impactos financieros y de negocio”. En este sentido los bancos deben poner a disposición de sus clientes que pertenecen a los segmentos y sectores afectados por el Covid-19, instrumentos que permitan la renegociación de sus deudas, como por ejemplo periodos de gracia, aumento de plazos, entre otros aspectos. Los bancos deberán llevar a cabo una evaluación caso a caso para determinar las mejores condiciones que permitan darle viabilidad financiera a los deudores.
Por último, los bancos deben realizar el ejercicio de “imaginarse el futuro”, entendiendo y asimilando los desafíos para la sociedad y la economía que plantea esta pandemia, y cómo esto afectará al sistema financiero en general y a los bancos en particular. Los bancos deben utilizar su experiencia en el análisis de escenarios y planificación de contingencias para ayudarse a sí mismos y a sus clientes a tomar buenas decisiones frente a un entorno operativo altamente volátil. También deben revisar sus Planes Estratégicos incorporando la variable Covid-19, como un evento de riesgo.
En estos momentos de dificultad es importante compartir conocimientos y experiencias tanto como sea posible. Ahora más que nunca el sector bancario tiene un rol importante a desempeñar, y la Asociación Profesional de Establecimientos de Crédito (APEC) debe asumir el liderazgo, que permita coordinar las acciones para que los bancos se ayuden mutuamente a contener y mitigar el impacto del Covid-19 en el sistema financiero y la economía en general.