La rumba congoleña reconocida como patrimonio inmaterial de la humanidad de la UNESCO

El presidente de la República Democrática del Congo (RDC), Félix-Antoine Tshisekedi, expresó su "alegría y orgullo" por este reconocimiento.

Desde el martes 14 de diciembre, la rumba congoleña está oficialmente incluida en el patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Así lo decidió la UNESCO, que se reunió esta semana para estudiar unas sesenta solicitudes, entre ellas la de la rumba presentada conjuntamente por la República Democrática del Congo y Congo-Brazzaville.

Se abre una nueva etapa en la rica historia de esta música. Tanto en Kinshasa como en Brazzaville, los especialistas sitúan los orígenes de este estilo musical en el antiguo reino del ‘Kongo’, en la costa occidental de África Central. Hace ya 500 años, se practicaba allí una danza conocida como Nkumba, un baile de ombligo a ombligo conocido hoy como «collé-serré».

Más tarde, con la trata de esclavos en el siglo XV, los africanos llevaron su cultura y su música a América donde desarrollaron instrumentos cada vez más sofisticados, y este estilo musical volverá a África mucho más tarde.

En su forma moderna, la rumba tiene menos de cien años. Tiene su origen en la rumba cubana de los años 30 y su verdadero auge se produjo en los años 40.

Desde entonces, la rumba no ha dejado de evolucionar y ha sido celebrada por numerosos artistas, empezando por Tabu Ley Rochereau, Papa Wemba y Grand Kallé.

Hoy en día, en las dos capitales congoleñas, se cuenta con esta inscripción en el patrimonio mundial para dar una nueva reputación a la rumba, incluso entre los propios congoleños.

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