África debe optar por la reducción de emisiones de CO2 si quiere atraer inversión extranjera

Los países africanos aspiran en general a una mayor autonomía energética para apoyar su crecimiento económico. Pero la financiación sigue siendo el principal desafío para lograr esa ambición.

Como preludio a la edición 2023 del Foro Regional Africano sobre Desarrollo Sostenible (ARFSD) que se celebrará en Niamey (Níger) del 28 de febrero al 2 de marzo, el Instituto para el Desarrollo y la Planificación Económica (IDEP) organizó, el sábado 25 de febrero, un seminario web para discutir los desafíos energéticos de África.

La reunión virtual, que se centró en «Cómo África puede volverse verde a través de una estrategia de energía limpia», destacó la necesidad de que los países africanos implementen una política unificada en torno a la monetización del gas natural y el aprovechamiento del potencial de energía renovable disponible en el continente.

Karima Bounemra Ben Soltane, directora de IDEP, cree que más allá de cubrir sus propias necesidades energéticas, África tiene una carta que jugar en el tablero de ajedrez energético mundial marcado por la guerra en Ucrania y el aumento de las necesidades de gas de Europa en particular.

Según la opinión del gerente, se trata, a través de esta elección estratégica, de optar por una dinámica que permita a los países africanos atraer más inversiones en el sector energético, especialmente aquellas centradas en el gas y las energías renovables consideradas esenciales para la realización de la transición energética del mundo.

«Aunque África no es conocida por ser uno de los mayores contaminadores, necesita comenzar a reducir sus emisiones para atraer inversiones», dijo Bounemra Ben Soltane.

Según Andrea Renzulli, experto senior de la Fundación RES4AFRICA, quien también participó en el seminario web, esta elección es aún más importante dado que, a pesar de su reconocido potencial en energía renovable, por ejemplo, África está experimentando inversiones históricamente bajas en energías renovables. Esta financiación representaría solo el 6% del total de fondos inyectados en energía renovable en todo el mundo.

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