Las autoridades desarman la trama de la iglesia Camino de Belén y prohíben que continúen sus cultos

La Fiscalía General recibió algunas quejas sobre esta congregación hace más de un mes.

En vista de antecedentes como el grito de socorro de una familia cuyos miembros se encontraban afincados en el patio de un ciudadano de nombre Higinio y las quejas elevadas a la Fiscalía General, el martes los Ministerios de Asuntos Sociales, Justicia, Seguridad Nacional y la Fiscalía General llegaron a la iglesia Camino a Belén, un patio ubicado en los alrededores del barrio Bicatana para desenredar la trama que desenvuelve a esta confesión religiosa.

A su llegada a la zona se encontraron con la celebración del culto habitual. La decisión de estas instituciones fue detener al fundador de la iglesia y decretar el cierre total del lugar prohibiendo así realizar alguna actividad en la zona.

“Ninguna normativa divina va contra las leyes sociales, por lo tanto, el Ministerio se vio obligado a tomar acción y resolver esta situación“, dijo el fiscal de Malabo, Ireneo Mikó Bibang.

El fundador de la iglesia en cambio mantuvo el argumento de una supuesta manifestación que se le fue revelada y una tarea que se le encomendó “Lo que yo sé, es la visión que estoy exponiendo. Yo dije que el Señor me reveló que Él viene a restaurar”

La madre de una de las jóvenes que congregan en esta iglesia mostró su indignación por el comportamiento de los fieles de esta iglesia exigiendo de alguna manera recuperar a su hija, “quiero que me firmen un documento porque siempre vengo y no la encuentro. Tengo planes para llevarla a Bata pero hay obstáculos. Han querido pelear conmigo. Me vio ayer y no me reconoció, están manipulados”, señaló.

También se descubrió a una señora postrada en el suelo viviendo de las oraciones sin atención médica y 20 niños entre tres semanas y 13 años que fueron trasladados a los hospitales. Las primeras observaciones de los médicos mostraron signos de desnutrición en dos de los infantes y finalmente las autoridades llegaron a la oficina de la iglesia, un espacio bajo un puente en mal estado, en cuyas paredes figuraban escritos como “festeja el sábado, es la señal”,  “Jesús no destruyó la ley” y varias citas Bíblicas.

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