École Française reinicia sus actividades académicas con un importante dispositivo de seguridad anti-covid

Termómetros de toma de temperatura, lavado de manos, mascarillas obligatorias, limitación de aforo en las aulas…todo para garantizar la seguridad de los estudiantes y el personal en las tres semanas que restan del curso escolar.

La Escuela Francesa en Malabo, conocida por su nominación natural École Française, es, si no uno de los primeros centros escolares que han reabierto sus puertas para el desarrollo de la actividad escolar, después del gran parón de tres meses provocado por la pandemia del coronavirus.

A diferencia de otros centros educativos, que solo han reabierto para las evaluaciones finales, École Française ha optado por concluir el año escolar con la impartición normal de las clases (presenciales) para completar el año escolar, aunque durante el confinamiento adoptó la estrategia de las clases telemáticas (online) a través de videoconferencias y por vía whatsapp, por lo que la reincorporación de los alumnos es opcional para los que lo desean, según explicaciones de su director, Quentin Duvauchelle.

Douvauchelle sostiene que durante estas tres semanas (es lo que resta del año escolar) las clases impartidas serán para primero evaluar el rendimiento y asimilación de los estudiantes del contenido formativo recibido desde sus casas, aclarar las posibles dudas que éstos tuviesen y por último reforzar aún más los mismos temarios para que puedan ir con pie firme al próximo año escolar.

Lo más llamativo de esta reanudación es el amplio y estricto dispositivo de seguridad que esta escuela ha instalado con el fin brindar confianza tanto a padres de alumnos, alumnos y el personal operativo en la misma, de que el acceso a estas instalaciones garantiza absolutamente el riesgo de contagio 0 del covid-19. Desde el personal instalado en la puerta de acceso al edificio, quienes con termómetros de toma de temperatura garantizan que nadie pudiera acceder con síntomas de fiebre; seguido, por turnos individuales y separados por sexo, los alumnos se lavan y desinfectan las manos previo a entrar en la clase, donde finalmente deben guardar el distanciamiento (así están recolocadas las mesas) y con la mascarilla puesta en todo momento. De este modo la escuela garantiza, con la ayuda de profesores y otro personal alternativo que se ha vuelto a reclutar, la evitación de que los alumnos pudieran ejercer cualquier indicio de contacto entre los mismos.

De esta forma el director del centro ha mandado un mensaje de tranquilidad a los padres de alumnos inscritos en este centro educativo: “comunicamos a los tutores que hemos dispuesto todas las medidas necesarias para garantizar que el retorno de los estudiantes a las aulas sea lo más seguro posible, por lo que solo pedimos la confianza que siempre han depositado en nosotros desde siempre”.

A tiempos difíciles, soluciones difíciles. École Française parece haber dado con la tecla.

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