La policía realiza las primeras detenciones por no llevar la mascarilla

Aun no habiendo sanciones establecidas en la última orden dictada por el Gobierno a través del Ministerio de Seguridad Nacional para reforzar la medida del uso obligatorio de mascarillas en los espacios públicos, las primeras víctimas aseguran haber pagado multas por infringir la ley.

Usar o no la mascarilla se está convirtiendo en el centro de las polémicas que en muchas ocasiones acaban en pelea. Las comisarías han comenzado a llenarse de los detenidos por no llevar de manera adecuada la mascarilla.

Muchos se acordarán de este titular: «El ministerio de Seguridad Nacional impondrá multas a los ciudadanos por no usar mascarillas«, fue el que elaboramos en su día para hacer eco de la última orden ministerial dictada por el ejecutivo de Malabo.

El Ministerio de Seguridad Nacional, extendió esta norma ministerial para reforzar la medida del uso obligatorio de mascarillas en los espacios públicos. No vale llevar la mascarilla colgada bajo la barbilla, ni tenerla metida en el bolso, las autoridades sanitarias aconsejan el uso adecuado de las mascarillas para prevenir los contagios de coronavirus.

Para ello, según la misma, a partir de su publicación, el Ministerio de Seguridad Nacional podría exigir responsabilidad en cualquier comisaria cercana a toda persona que no lleve puesta la mascarilla de manera correcta.

Los efectivos de la policía han intervenido a varios ciudadanos, que han sido trasladados a varias dependencias policiales como la comisaria de Lampert, Sampaca, Campo Yaunde, etc.

No existe un monto de la sanción establecida por el incumplimiento de la última orden sancionada por el Ministerio de la Seguridad. Esto sí, los primeros infringidos aseguran haber tenido que pagar unas cuotas que oscilan entre los 30.000 – 50.000 fcfa en las Comisarías donde fueron intervenidos.

Desde el Ministerio de Sanidad y bienestar Social señalan que «la mascarilla será parte de la indumentaria cotidiana en Guinea Ecuatorial al menos mientras dure la pandemia. Desde la aparición del COVID-19 en nuestra sociedad, su uso se ha tornado obligatorio en todos los espacios públicos en los que no pueda garantizarse una distancia mínima de seguridad de dos metros».

 

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