«Es bueno soñar y perseguir tus sueños, porque se pueden hacer realidad»: Maria del Carmen Abessolo Okenve

Este es el mensaje que deja la Modelo de Mujer correspondiente al mes de mayo, dirigido a las niñas, jóvenes pero también para mujeres adultas, porque según ella, es importante soñar con lo que quieres ser y perseguir tus sueños.

María del Carmen Abessolo Okenve, conocida como Carmina, es Licenciada en Pedagogía Social por la Universidad Complutense de Madrid. Su trayectoria profesional se enmarca en diferentes facetas de la pedagogía generalmente de manera paralela:
– En el campo de la pedagogía escolar, es docente en cuerpo y alma, y ha ejercido en diferentes niveles educativos. Desde los últimos 10 años ejerce como profesora en la Facultad de Pedagogía y Ciencias de la Educación de la UNGE en Bata.
– En la pedagogía social, nuestra Modelo de Mujer ha trabajado en diferentes proyectos de desarrollo educativo social, desde la ONG CEIDGE como socia, también  ha colaborado con otras ONGs, hasta llegar al Programa de Desarrollo Educativo de Guinea Ecuatorial (PRODEGE) a través de la ONG americana fhi360 en colaboración con el Ministerio de Educación, en calidad de Coordinadora de Programación Técnica.
– En cuanto a la investigación, ha dedicado una parte de su tiempo, llegando a formar parte de diferentes estudios del ámbito social, como la situación de los niños en riesgo de perder el cuidado parental en Bata (solicitado por Aldeas Infantiles SOS), hasta el rol del papel de la mujer rural.
Actualmente, aparte de profesora de la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial, Maria del Carmen trabaja como Asesora Pedagógica y supervisora general del Centro Escolar privado Nuestra Señora del Carmen de Bata, la razón por la que decidió estudiar Pedagogía, ya que es el resultado de un sueño hecho realidad de su madre, quien fundó el centro cuando ella todavía estaba en la secundaria y prometió unirse al sueño de su madre para impulsar su calidad educativa.

¿Cómo ha sido tu vida como mujer?

Mi vida como mujer no ha sido ni es fácil. Nuestra sociedad es un entorno en el que continuamente se marcan las diferencias entre lo que es y debe ser/hacer una mujer y lo que es y debe ser/hacer un hombre. Recuerdo que desde niña siempre me encantó jugar con los niños, lo que no quitaba que también pasara quizás la mayor parte del tiempo jugando con niñas. Pero significaba ya un desafío para mí jugar a los mismos juegos que ellos en el barrio, clasificados como “juegos de niños” (canicas, fútbol, tirachinas, luchas,…), obviamente era la única niña y para mi sorpresa me aceptaron y me integré perfectamente. Tuve que escuchar a veces comentarios de otras niñas como que era una marimacho, para esos años y a esas edades la guillotina de las habladurías de los barrios era despiadada. Pero yo me lo pasaba genial, solo me retiré cuando empecé a entrar en la pubertad, pero seguimos manteniendo la amistad.

Ahora pienso que el hecho de saber que yo como niña podía perfectamente jugar a juegos de niños forjó mi vida, el aprender que no son más que limitaciones mentales, me enseñó a no conformarme con lo que dice la gente sino a superarme, a perseguir metas, desafíos. Aprendí de alguna forma a igualarme a los niños, a creer que era posible que una mujer hiciese lo mismo que los hombres dentro de lo que nuestras características fisiológicas nos permitan. Como profesora de la Facultad de Pedagogía y Ciencias de la Educación he tenido que reafirmarme en aquel aprendizaje de mi infancia, pues trabajo en un entorno laboral en el que al menos el 90% son hombres, pues de todos los profesores somos apenas, si cuento bien, unas cinco profesoras y yo he sido (y sigo siendo probablemente) la profesora más joven. Lo que ha significado para mí otro gran reto de mi vida, joven y mujer. Me he enfrentado desde el principio silenciosamente a barreras como el que no se tomara en serio mis opiniones en ciertas reuniones, escuchar comentarios de que si era la secretaria por ser la única mujer en algún claustro, hasta la presión de tener que demostrar mi capacidad, quizás más que mis compañeros, o el que los estudiantes midan mi valor en función de si estoy casada o no (cuando el primer día de cada curso me preguntan si soy señora o señorita) y obviamente algunos esperar que pudiera sucumbir a ciertos encantos. Y en otro trabajo aguantar la eterna sombra de pensar que he conseguido una promoción no por méritos propios sino por hacerle algunos favores indecentes al jefe (antiguo cliché machista).

Los primeros años tuve que aprender a cambiar ciertos comportamientos que consideraba normales por el miedo a ser malinterpretados y manchar mi imagen. Pero por suerte eso se quedó ya un poco atrás, con el tiempo pienso que he tenido que demostrar mi valor aprendiendo a marcar mis pautas de trabajo, de conducta, exigiéndome mucho y superándome cada vez. Como muchas mujeres, sigo con la presión de cuidar mucho mi imagen y reputación mucho más cuando trabajo en un contexto mayoritariamente de hombres que cuando trabajo en otro con más presencia de mujeres.

María de Carmen representando a la Juventud Cumbre UA,GE 2011

¿Quién es tu inspiración?

La verdad es que he tenido la suerte de tener a muchas mujeres y hombres como inspiración. Para empezar, desde el seno familiar mi abuela y mi madre Mª del Carmen Obono Okenve Ndó concretamente han sido ejemplos de mujeres luchadoras y fuertes, cada una en su contexto y en su tiempo, mi abuela en el contexto rural y desde una cultura más tradicional y mi madre desde un contexto urbano y desde una vida algo más moderna. Me inspiró principalmente mi madre, para mi, la primera mujer que conocí con carrera universitaria, de niña lo veía como un sueño inalcanzable y lo convertí en un sueño a alcanzar, un gran desafío. De manera muy especial mi tío Conrado, entre otros valores, me enseñó a ser humilde, a ver la vida con humor y a esforzarme en los estudios. Luego a medida que iba creciendo, muchos miembros de mi familia continuaron inspirándome, puedo presumir que las mujeres de mi familia son muy activas, independientes, fuertes, muy trabajadoras, solidarias las unas con las otras y es lo que intento día a día seguir. En general mi mayor fuerza y orgullo la saco de mi familia materna, desde mis abuelos, mis tíos/as hasta mis hermanas, primos/as, tanto hombres como mujeres.

También he tenido la suerte de tener amistades en esa línea de mujeres empoderadas, tanto en Guinea Ecuatorial como fuera, que no quiero mencionar para que ninguna se sienta excluida, pero en las que me apoyo e influyen positivamente en mi vida.

A nivel laboral, he de decir que en el mundo de la sociedad civil mi mentor fue mi tío Alfredo, desde mis tiernos dieciséis años ya descubrí de su mano lo gratificante que era poder trabajar ayudando a cambiar vidas, desde proyectos de desarrollo social, en aquel entonces yo solo le acompañaba y aprendía. Entre él y mi tío José Antonio moldearon mi pasión por ayudar a otras personas desde el lado profesional.

A lo largo de mi vida, la verdad es que por suerte me he encontrado con distintas personas que han seguido marcando mi vida, desde mis profesores de universidad, Fernando Gil Cantero, mi profesor de Filosofía de la Educación, quien despertó mi pasión por la pedagogía, Teresa Rabazas, profesora de Educación Comparada, en quienes me inspiro día a día en mi trabajo como docente universitaria. Por suerte también he tenido el gran honor de trabajar con personalidades internacionales del mundo educativo como Marina Solano, para mí un icono mundial, cofundadora de las Metodologías Activas aplicadas a la educación, una tendencia educativa que cada vez muchos países están incorporando en sus metodologías de enseñanza, puesto que favorece el aprendizaje significativo en los estudiantes. Vincent Mugisha mi exjefe de PRODEGE, otro gran conocedor y referente en la educación y en la gestión de proyectos educativos.

Quizás suena ya un tópico, pero grandes personalidades como Barack y Michelle Obama son una gran fuente de inspiración, ya que gritaron a viva voz al mundo entero que Sí se Puede, conseguir algo que se creía impensable. Su mensaje alto y claro me llegó: que es bueno soñar y perseguir tus sueños porque se pueden hacer realidad.

Y desde luego me inspiran también otras tantas mujeres que con su trabajo y dedicación han creado un impacto en la sociedad como Wangari Maatai, Ángela Merkel, Marie Curie…etc.

¿Ser mujer ha sido una condición para lograr tus objetivos?

No. Creo que si hubiera nacido hombre los habría cumplido igual. Ya que de alguna forma mi familia me educó desde una base de superación, de sólidos valores, de trabajar mucho para conseguir mis sueños. Y como modelos siempre tuve a mi madre, a mis tíos y tías (hermanos y hermanas de mi madre) a los que he admirado desde siempre cada uno desde diferentes facetas. He tenido la suerte de trabajar en lo que me gusta, la educación, en proyectos de desarrollo social, contribuyendo en el desarrollo de mi país, en trabajar cambiando vidas sin ruido de manera desapercibida que es mi estilo, y la verdad he podido cumplir mis objetivos laborales independientemente de ser mujer o no.

¿Qué obstáculos o retos has tenido en la vida?

Para una mujer trabajadora y pluriempleada, el principal obstáculo en general siempre suele ser conciliar la vida profesional con la personal, ese es un gran reto que tenemos cada día. La mujer se tiene que reinventar para poder cumplir en el trabajo y en tu hogar. Es uno de los mayores retos que tenemos y al que yo personalmente me enfrento cada día, intentando dedicar tiempo a ambas partes. Con el tiempo he aprendido (y sigo haciéndolo) a intentar mantener un equilibrio, priorizar, ya que en ocasiones una de las partes se ha visto desatendida. Con el tiempo una debe aprender a priorizar, a decir NO, mañana sigo trabajando y dedicar tiempo a la familia y por supuesto a una misma.

Otro de los obstáculos es conseguir financiación para algún proyecto o estudio social. Ya que tengo algunos en lista de espera, que lamentablemente no han sido financiados.

El tiempo, la organización de mi tiempo es un gran reto y a veces un gran obstáculo. Muchas veces no he podido encontrar tiempo para dedicarme a algo muy importante tanto en mi vida personal como en la profesional y he tenido que cancelarlo o posponerlo.

¿Cómo ves la integración y la evolución de las mujeres en nuestra sociedad?

Creo que la mujer ecuatoguineana ha avanzado bastante, desde sus diferentes contextos. La mujer es un motor de desarrollo que si se le da la oportunidad y se lo propone consigue grandes logros no sólo para sí misma sino para su entorno. Veo a la mujer de hoy más cultivada, con más determinación, con más decisión y más voz. Hemos conseguido que haya paridad en el ámbito escolar al menos en los niveles de primaria y secundaria, que haya cada vez más presencia de mujeres en la universidad, incluso en estudios que tradicionalmente llaman de hombres. Que la mujer vaya ocupando puestos de responsabilidad. Hemos conseguido que la mujer rural se empodere hasta el extremo de ser ella la que mantiene a la familia con su comercio de productos alimenticios, intercambiándose así los roles con el hombre, que ha pasado de mantener a la familia a ser mantenido. En definitiva, estamos poco a poco empezando a romper patrones, estereotipos.

A pesar de estos significativos avances, no quita que todavía tenemos importantes muros que derrumbar para conseguir una sociedad más igualitaria. Existen todavía muchos aspectos que demuestran que la mujer guineana todavía sigue siendo poco valorada, limitando así su evolución, desde el seno personal (de la familia y las relaciones) hasta el seno laboral. Creo que todavía se deben elaborar leyes que protejan a la mujer, por ejemplo en el divorcio es ella la que más perjudicada sale. También debería haber más participación de las mujeres en los órganos decisorios, haciendo especial hincapié en que sea en todos los distritos. Pero creo que el cambio debe nacer desde la misma mujer, he observado que muchas jóvenes se sienten cohibidas y en muchas ocasiones aunque se les presente la oportunidad tienden a elegir un papel pasivo, a no destacar a no participar. Es importante que se la eduque a la niña a tener sueños y perseguirlos, a participar y poder aspirar a puestos de responsabilidad.

¿Cómo crees que se podría dar a conocer la labor de una mujer rural en los tiempos actuales?

Pues creo que por una parte sería importante que los medios de comunicación pudieran hacerlo público. También desde el ministerio correspondiente se podría fomentar su apoyo empezando por charlas de sensibilización a la comunidad rural sobre el cambio de rol y el empoderamiento de la mujer rural, pienso que podría ayudar bastante.

¿Cuál es el valor que te gustaría transmitir a otras mujeres?

Especialmente a las niñas y jóvenes, pero también a mujeres adultas, me gustaría decirles que es bueno soñar, que sueñen con lo que quieren ser o quieren hacer porque los sueños se cumplen si los persigues. Cualquier mujer, joven, niña puede soñar y perseguir esos sueños, independientemente de sus condiciones económicas. Se persiguen con el trabajo duro, la perseverancia, el no rendirse a pesar de los obstáculos y creyendo en una misma.

El valor de la autoestima, el amor propio, que por mucho que la sociedad pueda empeñarse en bajar la autoestima de muchas mujeres, ellas pueden trabajar en alimentar positivamente esta autoestima, invirtiendo en su desarrollo personal, formándose y mostrando capacidad para el trabajo bien desempeñado. La historia y el mundo liderado por hombres nos han hecho creer que nosotras no somos importantes mediante abusos psicológicos, físicos, sexuales, sociales, pero eso debe cambiar y está en nuestras manos. Debemos atrevernos a expresarnos, no cohibirse ante una oportunidad para expresarte, que eso nos pasa muchísimo a las mujeres y es una de las barreras mentales que nos ponemos por miedo a ser silenciadas o a hacer el ridículo.

Que aprendan a brillar sin tener que quitarle la luz a otra persona y que ayudando a otros a brillar consigues tu propio brillo. Que se rodeen de estas personas que les hacen brillar, con mentalidad positiva, que les hacen crecer como personas y no malgasten su tiempo y esfuerzo en quitarle ese brillo a nadie. La huella que dejas en las personas cuya vida has ayudado a mejorar es el mejor legado que uno puede dejar. Debemos fomentar entre nosotras la solidaridad femenina, el ayudar, apoyar a otras mujeres a avanzar a empoderarse, y no todo lo contrario como se ve en nuestra sociedad, donde la mujer es la primera que condena, señala y humilla a la otra.

Ser una misma, no empeñarse en ser o disfrazarse de alguien que no eres, y caer en el círculo vicioso de las comparaciones entre unas a otras, ya que cada una es única y vive sus circunstancias, deben alimentar sus principios sin dejar de ser una misma.

La vida en general no es fácil, y la de la mujer menos aún, pero a base de esfuerzo una recibe su recompensa, tarde o temprano. Insistiría en el valor de la educación, una de las formas de empoderarse es aprender, educarse y formarse, porque no es lo mismo educación que formación. De manera muy simplificada, educación es el acto de aprender para la vida y formación es adquirir conocimientos para desempeñar un oficio. Los dos valores son importantes armas para alcanzar un buen desarrollo personal. Los estudios sean de la duración que sea y la especialidad que sea, y el medio que sea, contribuyen al crecimiento de una persona y llega a formar ya parte de tu identidad, de lo que uno es, por lo que no deben descuidar una oportunidad para aprender y formarse. La educación para mi es la gran base para el empoderamiento de la mujer, todo se engloba en la educación.

La mujer debe aprender a conocer su valor y a valerse por sí misma, romper esa independencia económica y social del hombre. Debemos educar a nuestras niñas a valorarse para poder valerse por sí misma, destruir el estereotipo de que una mujer sin el hombre no es nada o el hombre es el que debe mantener a la mujer. La joven ecuatoguineana debería tener la visión de que con pareja o sin pareja puede y debe valerse por sí misma, que el tener pareja no es una meta ni obligación de toda mujer. Y en el caso de tener pareja debe salir de ella misma y concebirse como un equipo en el que los dos contribuyen en el hogar. Sé que no es fácil pensar así porque la sociedad misma se encarga de hacernos creer lo contrario, pero hay que romper moldes.

¿Cuáles son tus proyectos actuales, algún proyecto futuro?

Pues ahora mismo estoy enmarcada en varios proyectos. Aparte de continuar con mis clases en la facultad renovándome, mi gran proyecto es mejorar la calidad educativa del Centro escolar Nuestra Señora del Carmen (de preescolar a secundaria), como ya dije, fue la razón por la que estudié pedagogía y seguiré trabajando en ese sueño que me contagió mi madre. El gestionar un centro escolar no es tarea fácil, pero cada año nos proponemos unas metas que intentamos cumplir, aunque hemos avanzado mucho, todavía existen muchos aspectos a mejorar para elevar la calidad educativa y ese es mi gran proyecto. Si Dios quiere que volvamos a la normalidad (por la crisis del COVID-19), hay varios proyectos pequeños que quiero implementar en el colegio, como realizar actividades extraescolares para jóvenes y adultos, capacitar al cuerpo docente en el tema de la igualdad de género para que a su vez puedan enseñar desde ese concepto, implementar un plan de tutorías para secundaria para dar valores cívicos, etc.

Aparte estoy involucrada en un proyecto para mejorar las condiciones psicosociales de muchas personas que sufrieron daños en las explosiones del 7M en Bata, lamentable accidente en el que mi familia y yo también nos vimos afectados por daños materiales y emocionales.

Para un futuro espero no muy lejano, me gustaría ampliar mi investigación en el rol de la mujer rural en nuestro país y muy especialmente en fomentar la visibilidad de los logros de la mujer guineana y en influir positivamente en otras personas.

Muchas gracias María del Carmen por aceptar nuestra entrevista.

Muchas gracias al equipo de AhoraEG

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