El 25 de marzo de 2019, el barrio de La Ronda sufrió un incendio donde alrededor de 30 viviendas quedaron calcinadas. En aquellos momentos, se consideró la mayor tragedia que había conocido la vecindad. Sin embargo, el pasado jueves 10 de febrero por la noche, la misma zona recordó aquella desgracia, con otro incendio más voraz que, esta vez, ha arrasado cerca de 100 casas.
Parece que se repite la historia, los vecinos comentan lo mismo, “el fuego se originó por allá abajo mientras los de arriba pensaban que no les llegaría”. Hasta la fecha se desconocen las causas del anterior y del nuevo incendio ocurrido.
“El fuego se veía muy reducido en una de las casas a la orilla del río Cónsul. He preparado a los niños sus mochilas para que en caso de que subiera les llevara. Intenté ir a vivirlo de cerca pero cada vez veía como si el fuego me estuviera siguiendo y de repente ya estaba cerca”, comentó una vecina. Apenas hubo tiempo de salvar alguna pertenencia. Y aún peor, los que lo consiguieron llegaron a ser víctimas de los ladrones, que aprovecharon la situación.
Algunos lo han denominado el «incendio diabólico» por las coincidencias. Se veía a la gente agotada, desanimada y caminando sin dirección. La mayoría ha perdido su vida en cuestión de minutos. El barrio de La Ronda es uno de peores, en cuanto a construcción se refiere, cerrado y mal edificado, donde apenas el espacio que separa una vivienda de otra es de medio metro, lo que no permite a los bomberos poder acceder al lugar y sofocar las llamas.
Las imágenes de este siniestro se hicieron virales de inmediato en las redes sociales y en los estados de WhatsApp. Al día siguiente, muchos ya expresaban su solidaridad con la famosa frase “TODOS SOMOS LA RONDA” invitando a la población a echar una mano a los damnificados.
En el incendio del 2019, los afectados recibieron apoyos que procedían de diferentes instituciones del Estado, como el Senado y la Camara de Diputados, así como de personas físicas. El Banco Nacional de Guinea Ecuatorial (BANGE) abrió una cuenta a disposición de la población para apoyar a los vecinos y les ofreció, en varias ocasiones, artículos de primera necesidad.
El gobierno ordenó calcular el número de viviendas afectadas, con la promesa de construir nuevas edificaciones con mejores materiales. El proyecto no ha sido ejecutado hasta la fecha. Tres años después, la historia se ha repetido en la misma zona, algunos vecinos temen que el Gobierno vaya a declarar el lugar no habitable, pero si así lo hiciera tendría que darles otra alternativa.