El machismo femenino en la sociedad actual

Coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente, Elisabeth Micha Micue escribe para este periódico, un artículo sobre el machismo femenino.

Se dice por ahí que en el año 2035, viviremos en un planeta 50 50. Es decir, igualdad equitativa con los hombres en todos los sentidos. ¿De verdad creen eso? Cuando en pleno 2022, existen mujeres machistas, que les dicen a otras mujeres cosas como; para mantener un matrimonio en condiciones, tienes que aplicar obediencia ciega con tu marido, tienes que ser sumisa, tu despacho es la cocina, o los estudios no son más importantes que saber poner la mesa y un largo etc.

Yo soy mujer, soy hija y soy madre a la vez. Como madre, es cierto que soy partidaria de que mis hijas conozcan todo lo relacionado a las tareas domésticas, soy la primera que está detrás de ellas, pero también estoy detrás de que obtengan buenos resultados académicos, pues su diploma será su pareja toda la vida y una mujer con diplomas, elige con quien casarse.

Hemos visto casos en los que las mujeres por muy buena mano que tengan en la cocina, si no poseen un documento que certifique su grado de inteligencia y de formación, estarán atrapadas en un callejón sin salida sufriendo depresión silenciosa por no haber podido aprovechar la oportunidad de formarse. Cierto es que muchas mujeres por diversos temas, no tienen acceso a una formación digna de base.

Según un informe elaborado por la UNESCO, en el mundo hay 781 millones de analfabetos en edad adulta y de esa cifra, el 16% son mujeres. Pienso que con estas cifras tan escandalosas, es casi imposible llegar a un planeta 50 50 en el 2035. Tampoco quiero ser negativa, pues si algo me caracteriza, es mi positividad y visualizar el lado bueno de las cosas.

No basta solo con hacer manifestaciones el 8 de Marzo con carteles y pancartas, denigrando a los hombres cuando muchas mujeres forman parte de ese conglomerado.

Hay que trabajar al unísono, cambiar la mirada apreciativa hacia nuestros semejantes, elaborar planes estratégicos para que muchas niñas y mujeres puedan recibir educación de base, tendernos la mano unas a otras, para alcanzar el éxito garantizado, fomentar el ánimo de superación, dejar de ser personas ordinarias para ser extraordinarias.

Ser curiosas y buscar información a donde dé lugar. Si de algo nos podemos aprovechar es que hoy en día, el Internet está al alcance de todos, y tenemos la obligación de saber utilizar las herramientas que tenemos a nuestra disposición. Me atrevería a decir que hoy en día, es ignorante el que quiere, el que se acomoda con excusas, para maquillar su falta de iniciativas.

Si algo he aprendido de las dos sociedades o culturas en las que me he criado, es que ambas tienen mucho que aportar de distintas maneras para el cambio y el avance que anhelamos. Yo decidí empaparme  de lo bueno y lo correcto, y desechar lo que no me aporta beneficios.

No olvidemos que los hombres juegan un papel importante en lo que a este cambio se refiere, y no vamos a ignorar que de alguna manera, necesitamos su colaboración como mínimo. Las mujeres tenemos que comenzar a ser congruentes con lo que decimos, pensamos y hacemos.

A menudo nos topamos con personas cuya congruencia, brilla por su ausencia por no tener el valor de enfrentarse a lo desconocido y abrazarse al famoso dicho que reza lo siguiente; más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer. Cuando en realidad, lo que se esconde detrás de esa frase, es el miedo a comenzar de 0 y verse sola.

Cierto es que en algunas culturas, muchas mujeres sacrifican su libertad, porque las leyes de dichas culturas son  patriarcales, y no les avalan. Si trabajáramos para darle la vuelta a la tortilla, tendríamos mujeres más valientes seguras de sí mismas y de sus capacidades.

Salir de la versión móvil