COVID-19: Las medidas de confinamiento llegan a África

Ruanda ordena aislamiento y otros países africanos se preparan como pueden ante el coronavirus. Las previsiones para el continente, si los gobiernos no actúan ya, son muy pesimistas

COVID-19: Las medidas de confinamiento llegan a África

A medida que la pandemia de coronavirus se extiende por África, donde afecta ya a 42 países con más de 1.200 casos confirmados, los gobiernos van adoptando decisiones cada vez más drásticas. Marruecos, Túnez y ahora Ruanda han ordenado el confinamiento de la población en sus casas, mientras que en casi todos los demás países se han cerrado escuelas, iglesias, mezquitas y bares, se han prohibido reuniones multitudinarias y se han cerrado las fronteras aéreas, marítimas y terrestres.

Estas medidas se producen cuando la intensidad de la pandemia es mucho menor que en Europa y se han acelerado tras la petición expresa del secretario general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien advirtió a los gobiernos africanos de la importancia de reaccionar con rapidez. “África debe prepararse para lo peor”, dijo, “mi continente debe despertar”. La gran preocupación es la tendencia, la sospecha de una transmisión no detectada y sobre todo la debilidad de los sistemas públicos de salud en las regiones más empobrecidas.

Ruanda, con 17 casos confirmados, es el primer país de África subsahariana en adoptar el confinamiento, pero se prevé que esta medida sea instaurada en los próximos días por otros países afectados. El Gobierno presidido por Paul Kagame solo permite a sus ciudadanos salir de casa para comprar alimentos, ir al banco o acudir al médico, además de aquellos que vayan a trabajar para mantener operativos estos servicios, es decir, una situación similar a la que se vive en España. Los bares y restaurantes solo servirán comidas a domicilio y se prevé que esta orden se mantenga al menos dos semanas. Los desplazamientos entre ciudades también se suspenden.

La prohibición del culto religioso en la mayor parte de países ha corrido distinta suerte. En Senegal, donde se han registrado 56 casos, la Asociación Nacional de Imams y Ulemas decidió acatar la orden del Gobierno y ordenar el cierre de mezquitas. Sin embargo, el viernes se celebró un gran rezo colectivo en Touba, la capital religiosa y segunda ciudad del país, presidido por el califa general de la hermandad mouride, Serigne Mountakha Mbacké, quien aseguró que “el rezo es nuestra principal arma y debemos utilizarla sin moderación”. Otro líder religioso que se opuso al cierre de su mezquita fue detenido durante varias horas por la Policía.

En Nigeria (25 contagios), la vibrante ciudad de Lagos se ha visto obligada a cancelar la actividad de bares y restaurantes, una medida que sus habitantes acogieron con estupor y cierta resistencia. Sin embargo, idéntica recomendación hecha en Burkina Faso, uno de los países donde el virus se extiende con más rapidez (75 casos y cuatro fallecidos), tuvo tan poco éxito que el Gobierno se ha visto obligado a decretar un toque de queda nocturno, al igual que ha hecho Mauritania, con dos personas enfermas.

El cierre de fronteras es casi absoluto y tan solo se permiten contados vuelos con Europa tras petición expresa de aquellos gobiernos que quieren repatriar a sus ciudadanos. Este sábado despegó el último avión con destino a Gran Canaria desde Gambia mientras que el Consulado español en Senegal trabaja para que se autorice un vuelo a Madrid desde Dakar a comienzos de esta semana.

Egipto sigue siendo el país africano más afectado, con casi 300 casos, seguido de Sudáfrica (240), Argelia (128), Marruecos (96), Burkina Faso (75), Túnez (60), Senegal (56), Camerún (40) y República Democrática del Congo (30), donde la transmisión local es cada vez más intensa.

 

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