Guinea Ecuatorial es un país en constante crecimiento social, y en los últimos años se ha evidenciado un cambio en la actitud de muchos jóvenes respecto a su percepción y proyección de vida, que ya no se limita al ámbito artístico o educativo. La juventud ecuatoguineana está tomando conciencia de que, al alcanzar cierta edad, no se puede esperar todo de los demás. «No depender solo del sustento de los padres me ha llevado a buscarme la vida de alguna manera. Y, solo así desarrollamos habilidades que, en el futuro nos pueden ayudar”, comenta José-María Nzang Mba Mangue al ser preguntado sobre la motivación que lo llevó a trabajar como camarero.
Las circunstancias sociales llevan a las personas tomar decisiones a veces complejas, y en momentos específicos. Así, el joven Nzang Mba Mangue, estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial (UNGE), decidió buscar un empleo para cubrir los gastos de su formación y ayudar a su familia. Tras esa búsqueda, tempranamente descubrió la difícil realidad del mundo laboral, donde se encontró únicamente con ofertas de trabajo de bares, discotecas y restaurantes. “No es la primera vez que trabajo de camarero, pero lo hago porque no encuentro otra cosa”, reconoce el joven.

Con una fortaleza mental poco común en un chico ecuatoguineano de 22 años, José María Nzang Mba Mangue considera que la sociedad no debería ser la única referencia a la hora de tomar decisiones y forjar destinos. Aunque admite que es inusual ver a un joven trabajando como mesero, señala que al principio le costó lidiar con las miradas y comentarios de los clientes cada vez que se acercaba a una mesa para atender un pedido. «El primer mes me daba vergüenza que mi novia y mis amigos me vieran, pero luego entendí que esas personas no me comprarán la ropa ni me darán de comer. Cuando tengo una necesidad, esa gente no está ahí para ayudarme», dice Nzang Mba.
José María vive con su madre, y gracias a su trabajo como camarero, ha logrado unos pequeños ahorros, además de cubrir muchas de sus necesidades personales y contribuir en los gastos del hogar.

«Invito a los demás a que se animen, porque cualquier trabajo es honrado»
El joven de 22 años anima a sus pares a enfrentar sus miedos y romper barreras, ya que solo así podrán alcanzar las metas que se han propuesto en la vida. «El miedo y los prejuicios que nos generan aquellos que no están cuando realmente los necesitas, deben ser motivo suficiente para apartar a esa gente y perseguir tus sueños», aconseja José María Nzang, criticando a quienes afirman querer lograr ciertas cosas en el futuro, pero permanecen inactivos. «Hay quienes dicen: en el futuro quiero hacer tal cosa, pero siguen tumbados en el sofá, jugando a la consola y haciendo locuras por la noche», critica.
Esta experiencia de José-María Nzang Mba Mangue es un claro ejemplo del cambio de mentalidad que se está gestando en la juventud ecuatoguineana. Su esfuerzo como camarero, no solo refleja la lucha por la independencia económica, sino que también simboliza una transformación profunda en la percepción de la responsabilidad y el trabajo en la juventud actual. Nzang Mba no solo busca satisfacer sus necesidades inmediatas, sino que también está construyendo un futuro en el que las oportunidades no se limitan a lo que la sociedad espera de él. Su mensaje de resiliencia y proactividad resuena en muchos jóvenes que, como él, están dispuestos a desafiar las normas y perseguir sus sueños, sin importar los obstáculos.
Al final, el joven universitario nos recuerda que el verdadero valor de un trabajo radica en la dignidad que este conlleva. En un mundo donde las expectativas pueden ser abrumadoras, la historia de José-María Nzang se acopla como un faro de esperanza que invita a otros actuar, dejando atrás el miedo y buscando su propio camino hacia el éxito.
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