Cada vez que llega el viernes es probable que pienses en aprovechar el fin de semana para dormir lo que no has podido durante la semana. Si es así, seguro que te interesará saber para qué sirve dormir y cuántas horas es suficiente, que seguramente hayas oído que son ocho. La respuesta corta es que el sueño cumple diversas funciones de regeneración y que lo suficiente es lo que pida tu cuerpo (o al menos siete horas).
Laura Lillo, la codirectora del Programa de Medicina del Sueño de la Unidad de Neurología del Hospital Ruber Internacional, explica que «el sueño es una necesidad fisiológica, y como tal su privación, tanto aguda como crónica, tiene graves consecuencias sobre la salud». Sus efectos a corto plazo pasan por un empeoramiento en nuestra atención y memoria, un impacto en nuestro ánimo y conducta, «de manera que nos volvemos irritables y más impulsivos», según Lillo.
«El sueño es una función biológica, igual que comer o respirar. Sirve para la regeneración de los tejidos, del sistema cognitivo y del sistema inmune. Durante el sueño aumenta la secreción de la hormona del crecimiento e inhibe parcialmente la secreción del cortisol (la hormona del estrés)», cuenta Odile Romero, jefa de sección de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario Vall d’Hebron y coordinadora del Grupo de Trabajo de Insomnio de la Sociedad Española del Sueño.
A largo plazo, la privación de sueño ha demostrado favorecer el desarrollo de obesidad, hipertensión arterial y diabetes tipo 2, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como el infarto agudo de miocardio y el ictus, y, en último término, aumenta la mortalidad. La carencia de sueño favorece también la presencia de trastornos del ánimo, como la depresión, aclara la médica.
¿Y cuántas horas son suficientes? Según una declaración conjunta de consenso de la Sociedad de Investigación del Sueño y la Academia Estadounidense de la Medicina del Sueño, los adultos deberían dormir al menos siete horas o más por noche de forma regular para promover una salud óptima. Dormir por debajo de las siete horas diarias se asocia con una función inmunológica disminuida, mayor dolor, menor rendimiento, más errores y mayor riesgo de accidentes, según estas dos sociedades científicas.
En cambio, dormir más de nueve horas habitualmente puede ser apropiado para jóvenes adultos, personas que se recuperan de privación del sueño y personas con enfermedades. Para otros casos, no está claro si dormir más de nueve horas es un riesgo para la salud, afirma esta declaración conjunta.
«La necesidad de sueño es una característica individual, que depende en gran medida de factores genéticos. En general, en adultos, la mayoría de la población precisa dormir entre 7-8 horas por noche», afirma Lillo. Romero señala que las horas necesarias de sueño son las que hagan falta «para estar bien durante la vigilia. Hay dormidores cortos que con seis horas tienen suficientes y dormidores largos. Está identificado genéticamente».
Además de que las horas de sueño que necesitamos dependen de cada persona, esta cantidad varía con la edad: «Los niños necesitan dormir más, los recién nacidos precisan de media 14-17 horas al día, que se van reduciendo progresivamente, hasta las 10-13 horas en la edad preescolar, a las 9-11h en la edad escolar. Al envejecer, no se reducen las horas de sueño necesarias al día, pero sí se distribuyen de una manera diferente, ya que el sueño nocturno se fragmenta por la aparición de despertares más frecuentes. Por ello a esta edad suele ser necesario un periodo breve de descanso diurno», es decir, de siestas, aclara Laura Lillo.