El artículo, que se ha publicado en ‘The Lancet Digital Health’, ha mostrado que la muerte fetal y el parto prematuro se han relacionado con contagios durante el primer o segundo trimestre del embarazo mientras que el poco peso de los bebes se ha debido a contagios en el tercer trimestre.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores han examinado los datos de más de 18.000 mujeres embarazadas y han comparado los resultados de las personas no vacunadas con una prueba positiva durante el embarazo (882 en total) con aquellas que dieron negativo.
«Descubrimos que la infección por SARS-CoV-2 indicaba mayores tasas de parto prematuro y muerte fetal, en gran parte impulsadas por infecciones del primer y segundo trimestre. El mayor predictor individual de la edad gestacional en el momento del parto es la edad gestacional en el momento de la infección, con una edad más temprana en el momento de la infección asociada con una edad más temprana en el momento del parto», ha comentado la primera autora del estudio, Samantha Piekos.
Las personas en la cohorte positiva para SARS-CoV-2 tenían más probabilidades de tener etnia hispana, edad más baja, IMC más alto, nivel educativo más bajo y otros factores que se sabe que están asociados con resultados de nacimiento negativos.
«Las personas embarazadas corren un mayor riesgo de resultados adversos después de la infección por SARS-CoV-2, incluso cuando la COVID-19 materna es menos grave, y pueden beneficiarse de un mayor control después de la infección. Tanto la salud materna como la fetal corren un mayor riesgo con COVID-19. Por lo tanto, esto refuerza la importancia de proteger a las mujeres embarazadas», ha subrayado la investigadora Jennifer Hadlock.