La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado este jueves la emergencia internacional ante el rápido aumento de los pacientes afectados por el coronavirus de Wuhan, ya más de 8.000 en cerca de una veintena de países, aunque el 99 % de los casos se han diagnosticado dentro de China.
Un comité de emergencia de 15 expertos, convocado por el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, declaró esta alerta,tras haberla descartado hace una semana, ante la aparición de varios contagios entre humanos en países como Alemania, Japón, EEUU o Vietnam, en pacientes que no habían viajado recientemente a China.
Es la sexta ocasión en que la OMS declara este tipo de emergencia global, tras las que activó ante el brote de gripe H1N1 (2009), los de ébola en África Occidental (2014) y en la República Democrática del Congo (2019), el de polio en 2014 y el de virus zika en 2016.
La OMS se opone «a cualquier restricción de viaje o comercio a China»
El presidente de la OMS, Tedros Adhanom, ha insistido en la rueda de prensa posterior a la reunión del comité de emergencia que «no debe ser vista como un voto de no confianza en China. Al contrario, la OMS continúa confiando en la capacidad de China para controlar la epidemia».
«La velocidad a la que China detectó la epidemia, aisló el virus, secuenció el genoma y lo compartió con la OMS son impresionantes, como lo es su compromiso con la transparencia y apoyo a otros países».
Por ello, ha sentenciado que «la OMS se opone a cualquier restricción de viaje o comercio a China».
«La razón es lo que está pasando en otros países»
«No sabemos el daño que el virus podría causar si se expandiera a un país con un sistema sanitario más débil», dijo Adhanom. «La razón principal de esta declaración no es lo que está pasando en China, sino lo que está pasando en otros países».
«Más importantes que la declaración son las recomendaciones para prevenir el avance del virus y asegurar una respuesta mesurada y basada en la evidencia».
«Debemos ayudar a los países con sistemas más débiles. Debemos acelerar el desarrollo de vacunas, terapias y diagnósticos; combatir la desinformación y los rumores, revisar los planes de precaución, identificar grietas y evaluar los recursos necesarios para identificar, aislar y cuidar los casos, y prevenir la transmisión; compartir datos, conocimiento y experiencia con la OMS y con el mundo».