Llámenlo, si quieren, fase 0, fase 0.5, fase 1 o fase 2. La vuelta a la normalidad, en sus diferentes estados, tiene algo en común. Una mayor presencia de geles desinfectantes. Ya nos habíamos acostumbrado a verlos y usarlos a la entrada de los supermercados pero ahora es probable que nos den la bienvenida a prácticamente cualquier lugar que vayamos. Estos días hemos visto imágenes de tiendas de ropa de todos los tamaños con una mesa dispuesta a su entrada o restaurantes que han convertido los dispensadores en un elemento de sus terrazas tan usual como los servilleteros.
Sin embargo, es probable que en algún momento te hayan surgido algunas dudas. ¿Nos sirve cualquier gel desinfectante? ¿De qué deben estar hechos? En casa, ¿qué hago: gel o agua y jabón? En la oficina o en el trabajo, ¿cada cuánto tiempo debería hacerlo? Al igual que ocurre con las mascarillas, hay que tener en cuenta varias consideraciones a la hora de comprarlo y utilizarlo.
Lo primero es diferenciar exactamente el tipo de producto que compramos. Muchas veces utilizamos indistintamente la palabra higienizante que desinfectante. «Y no tienen porque ser exactamente lo mismo», explica Deborah García Bello, química y autora de ‘No tocar. Ciencia contra la desinformación en la pandemia de covid-19″. «Hay que fijarse en que tenga capacidades viricidas, no solo bactericida, porque si no es así, no será efectivo», remata la divulgadora.
Las referencias a tener en cuenta
¿Cómo identificar un gel con estas capacidades? Pues por la etiqueta. Es probable que haya alguna referencia al porcentaje del alcohol o directamente a sus capacidades viricidas. De todas formas, la Agencia España del Medicamento y Productos Sanitarios incluye un registro – «XXXX-DES» – para cuando los productos cumplen sus estándares. Además, si es efectivo contra los virus debe tener otra referencia (UNE EN 14476), para indicar que cumple también esta condición.
Además la AEMPS, consciente del ‘boom’ que estaban experimentando estos productos, publicó un listado con los proveedores cuyos geles tienen eficacia viricida «demostrada». Entre las soluciones certificadas no se puede encontrar ninguna con menos de un 50% de etanol. Para evitar posibles fraudes, la elaboración de este listado se ha hecho teniendo en cuenta varios criterios como el distribuidor de cada producto, la marca bajo la que se comercializa y el porcentaje de etanol o sustancia activa con el que cuenta.
Recuerda García que los geles más extendidos son los ‘hidroalcohólicos’ pero avisa de que deben cumplir unas condiciones mínimas. «La propia OMS sacó un manual de elaboración, que no tenía fin doméstico, sino para que se pudieran formular en farmacias o laboratorios que aún no lo tenían», comenta. La mayoría opta por tener más de un 70% de alcohol.
Puede ser etanol o propanol. Se suelen complementar con peróxido de hidrógeno, más conocido por ‘agua oxigenada’, «al ser su principal componente». ¿Qué es lo que le hace una sustancia de este tipo al coronavirus? Pues básicamente evitar que se pueda adherir a nuestras células. «Lo que hacen es desnaturalizar las proteínas. Este virus tiene una capa lipídica en el que se colocan esas proteínas que se representan con forma de pincho», explica García. «El gel les cambia la forma e inutiliza su capacidad de trasmisión».
Otras alternativas
Otras alternativas a este tipo de producto son aquellos sin alcohol, que utilizan como ingrediente cloruro de benzalconio. Incluso, el agua oxigenada también sirve. «Con un 0,5% de peróxido de hidrógeno, ya tiene capacidades viricidas. Es un oxidante muy potente que, salvando las diferencias, tiene el mismo efecto que la lejía sobre el coronavirus destruye tanto la grasa lipídica como las proteínas», añade. Hay que puntualizar, sin embargo, que recurrir como norma al agua oxigenada para la limpieza de la piel no es recomendable.
Es probable que estas semanas te hayas encontrado con geles más líquidos y geles más espesos. Eso no influye en absoluto en su eficacia. «No tiene que ver con su poder desinfectante. En lo único que influye añadir un gelificante que le dé esa textura es en su facilidad de aplicación».
No olvidarse del jabón
Lo que si recuerda esta divulgadora es que no hay que olvidarse del agua y del jabón, que debería ser la primera opción siempre que fuese posible. «Básicamente, por cuidado de la piel. Hay que pensar que el alcohol es una sustancia muy deshidratante y si lo usas todos los días puede acabar causándote algunas lesiones cutáneas. En el caso de gente con dermatitis o psoriasis puede ser muy molesto». Por eso es importante en que los geles contengan sustancias emolientes, como glicerina o panterol. «Además las lesiones en la piel no se han descartado como posible vía de contagio, así que si no está de más utilizar algo que compense la deshidratación».
La pregunta de oro es, una vez que lo aplicas, cuando deberías volver a utilizarlo. Es más que probable que muchos caigan en una especie de ‘TOC’ y estén limpiándose las manos cada dos por tres. «Si entras a una tienda y te lo has echado a la entrada y solo vas a tocar objetos no tienes porque aplicarlo de nuevo», concluye. «Si te tocas a la cara es otra historia. Ahí si es recomendable limpiarte las manos de nuevo». Y un aviso, los geles desinfectantes, desinfectan pero no limpian. «Si tienes las manos muy sucias van a ser menos efectivos porque no van a actuar sobre toda la piel».