Una investigación reciente ha examinado el efecto que el consumo de cacahuetes tiene sobre la salud vascular en personas jóvenes y sanas.
El estudio lo ha dirigido Rosa M. Lamuela, catedrática de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona (UB), y miembro del Instituto de Investigación en Seguridad Alimentaria (INSA), ubicado en el Campus de la Alimentación de Torribera, y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN) en España.
Los cacahuetes, que se obtienen a partir de la planta leguminosa Arachis hypogaea, se consideran como frutos secos desde el punto de vista de composición nutricional y son los más consumidos en todo el mundo. Con un alto contenido en ácidos grasos, proteínas, fibras y polifenoles, representan un tentempié o snack práctico, accesible y rico en nutrientes que contribuye a un estilo de vida saludable.
La mayoría de los estudios nutricionales se centran en el análisis de las diferencias significativas en personas con un alto riesgo de sufrir enfermedades, especialmente en edades avanzadas. En este perfil de población, resulta más fácil observar un efecto beneficioso si se altera el patrón alimentario o se introduce un alimento sano en su dieta habitual.
Sin embargo, este estudio contó con la participación de 63 jóvenes sanos (de entre 18 y 33 años), que incluyeron una porción diaria de productos de cacahuetes a su dieta habitual durante un período de seis meses. «En este grupo de estudio es mucho más difícil observar cualquier efecto del cambio de la dieta sobre la salud», detalla la catedrática Rosa M. Lamuela, del Departamento de Nutrición, Ciencias de la Alimentación y Gastronomía de la UB.
El consumo de cacahuetes y de crema de cacahuete podría tener un impacto beneficioso sobre la salud vascular en personas jóvenes y sanas, a juzgar por los resultados del nuevo estudio.
Esta investigación es la primera intervención nutricional que confirma una mejora en los marcadores vasculares relacionados con los efectos antitrombóticos y vasodilatadores en jóvenes sanos después del consumo de cacahuetes. Los resultados revelan un aumento significativo de los niveles urinarios de metabolitos fenólicos en aquellos jóvenes que consumieron cacahuete y crema de cacahuete diariamente en comparación con quienes en vez de eso consumieron una crema sin fibra ni polifenoles.
El estudio destaca uno de los posibles beneficios en la salud de incluir cacahuetes y crema de cacahuete en nuestra dieta, «pero serán necesarios más estudios para comprender completamente los mecanismos que explican los efectos positivos del consumo de cacahuete en la salud vascular», concluyen las investigadoras.
Los beneficios de los frutos secos en los bebés de 6 meses
Ahora, en un nuevo estudio, Lack y otros colaboradores han tratado de definir cuál sería la mejor edad para introducir los frutos secos en la dieta infantil y a qué parte de la población se debería dirigir para obtener las mayores reducciones en el número de alérgicos. En su trabajo, que presentaron en una reunión por videoconferencia organizada por el Science Media Center, los investigadores observaron que, si se introducían los frutos secos en forma de crema a los 6 meses para toda la población y a los 4 en bebés con eccemas, se lograba una reducción del 77% de las alergias a los frutos secos. Si la introducción de ese tipo de alimentos se retrasaba hasta el primer año de vida, la reducción de los alérgicos solo era del 33%.
Otra de las autoras, Mary Feeney, del King’s College, aclaró que la introducción de este tipo de alimentos sólidos no significa que se deba abandonar el pecho. “Ambos son compatibles”, confirmó Lack. Feeney apuntó que los padres podrían dar a los bebés tres cucharadas pequeñas de crema de cacahuete tres veces a la semana o introducir este alimento en la leche y recomendó que este tipo de comida se incorporase con naturalidad, sin hacerlo como si fuese un medicamento. También puntualizó que no se deben dar frutos secos enteros o en trocitos a los niños para evitar el riesgo de atragantamiento.
Graham Roberts, de la Universidad de Southampton, mostró una ilustración para visualizar el potencial de aplicar las medidas propuestas a partir de los resultados del estudio. «Todos los años alrededor de 13.000 niños desarrollan alergia a los frutos secos», señaló, en referencia al Reino Unido. Introduciendo los frutos secos en toda la población infantil a los seis meses de edad, «se evitaría que unos 10.000 niños desarrollasen alergia a los frutos secos cada año», añadió. En su artículo, los autores concluyen que «en los países donde la alergia a los frutos secos es motivo de preocupación, los profesionales de la salud deberían ayudar a los padres a introducir productos hechos con frutos secos en las dietas de sus niños entre los cuatro y los seis meses de vida».