Desde el año 2000, se han evitado aproximadamente 2.200 millones de casos de malaria y 12,7 millones de muertes, gracias a los avances en prevención, diagnóstico y tratamiento de la malaria. Sin embargo, esta enfermedad sigue representando una grave amenaza para la salud mundial, especialmente en la Región de África donde según la OMS, se concentran el 95 % de las muertes.
En 2023, la incidencia global de la enfermedad aumentó a 60,4 casos por cada 1.000 habitantes, siendo los niños pequeños y las mujeres embarazadas los más afectados. A pesar de este incremento, la comunidad internacional dispone ahora de herramientas más efectivas para combatir la enfermedad.
El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, ha instado a los Gobiernos y organizaciones internacionales a intensificar las inversiones y esfuerzos en los países más afectados: «Nadie debería morir de malaria, aunque contamos con mejores herramientas de prevención y tratamiento, es crucial garantizar que lleguen a quienes más las necesitan», ha afirmado durante una rueda de prensa.
Por su parte, Arnaud Le Menach, Jefe de la Unidad de Información Estratégica para la Respuesta del Programa Mundial contra la Malaria, ha subrayado durante la rueda de prensa que este aumento es un desafío global que requiere reforzar las acciones estratégicas y el acceso equitativo a los servicios esenciales de salud.
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