Había una vez una adolescente que quería llevar una vida normal como todas las chicas de su edad, pero se vio enfrentada a una tradición que le obligaba a pasar directamente de la infancia a la etapa adulta. Después de mucha incertidumbre y sufrimiento, la joven encuentra un final feliz: es rescatada y rehace su camino gracias a su hermano, que le ofrece la oportunidad de estudiar y elegir su propio destino. Esta historia se titula Dos vidas en un año y no es del todo una ficción. «Me he inspirado en la experiencia de dos mujeres maravillosamente valientes», afirma Sally Estelle Mekame-Tiogo, la autora del texto. Nacida en Makokou (Gabón) en 1989, esta joven acaba de ganar la tercera edición del concurso literario África con Ñ, impulsado por la fundación Mujeres por África y dirigido a africanas que escriben en español.
Dos vidas en un año es la unión de dos historias que la autora escuchó de labios de sus protagonistas. «Cuando me las contaron me sentí triste y profundamente apenada, pero orgullosa porque ya no eran esas niñas indefensas, sino unas mujeres fuertes que habían conseguido reconstruir su vida y criar los hijos que tuvieron con esposos que al final llegaron a elegir ellas mismas. Esas experiencias merecen más que un relato. Pero un relato ya es un buen comienzo», asevera Mekame-Tiogo.
Esta escritora gabonesa es, en realidad, maestra de educación secundaria y aspira a dar clases de español en su país. Vive y estudia en Logroño desde 2016, cuando obtuvo una beca para cursar en la Universidad de La Rioja un máster de profesorado en la especialidad de lengua castellana y literatura. «Desde pequeña tenía claro que de mayor sería profesora. Luego, cuando descubrí el español en el instituto, me pareció un idioma tan bonito que decidí que me dedicaría a enseñarlo», cuenta la joven. Gracias a esa determinación obtuvo su grado universitario en esta disciplina en la universidad de Libreville, la capital de su país. Ahora está preparando un doctorado en Filología Hispánica en Logroño con el fin de llegar a ser maestra de español como lengua extranjera en Gabón y «poder ayudar a cubrir la necesidad de profesores», afirma.
En Gabón, cuenta la autora, existe una gran demanda de español porque se estudia en los últimos cinco cursos del instituto. Además, la universidad Omar Bongo dispone de un departamento llamado DEILA (Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos) para quienes quieren profundizar en sus estudios hispánicos. «Hay mucha necesidad de profesores para cubrir la demanda de docentes cualificados, tanto en los institutos públicos (sobre todo los del interior del país) como en la universidad», asevera la joven.
La obra de Mekame-Tiogo es un relato de las injusticias y la violencia que se ejerce contra las mujeres africanas, una denuncia que se convierte también en un canto de esperanza y de superación de esas condiciones, y el aprendizaje de vida que ello supone para las generaciones de mujeres que toman el relevo. En la nota de prensa difundida el pasado 28 de noviembre, Mujeres por África resalta que el jurado —formado por Laura Freixas, Najat El Hachmi y Natalia Carrero— ha destacado la capacidad de la ganadora para visibilizar esta realidad en su discurso, uno que ha resultado muy recurrente en la mayoría de relatos presentados.
«En los años que llevo en el jurado, y este es el tercero, siempre lo he visto», asevera Laura Freixas durante una conversación telefónica. «Existe un tema constante que es el de una protagonista mujer cuyo sueño es estudiar, ser autónoma y tener una profesión, pero tropieza con el matrimonio prematuro con un hombre elegido por sus padres y mayor que ella». O con otras formas de violencia. «Hay personajes femeninas que mueren de las palizas, otras que ven que su tía, o prima, o madre son las que mueren y ellas deciden huir para que no les ocurra lo mismo», relata la experta.
Se trata de una temática que no sorprende a Freixas, que asegura que en sus frecuentes lecturas de autoras africanas es constante la presencia de la violencia, la poligamia, los maridos mayores que se casan con adolescentes y las dejan embarazadas. «Es un grito contra la injusticia y no es nuevo, no es que haya llegado ahora a África el movimiento Metoo«, afirma.
«Hasta hace poco, las chicas en muchos países de África, incluido Gabón, no tenían la libertad de tomar las mayores decisiones de su vida: si querían casarse, con quién y cuándo; si tendrían hijos o no (lo que todavía hoy se ve mal), y también la duración de su formación académica dependía de otros, muchas veces de los padres», añade, por su parte, la ganadora del concurso. «Eso para una mujer moderna es bastante frustrante. Es lo que quise denunciar a través del relato. Suena a temática de la violencia. Pero simplemente quería sacar a luz la desgracia de muchas mujeres africanas».
Freixas, que igual que las otras miembros del jurado hubo de leer 15 obras preseleccionadas por la Fundación, opina que si la de Mekame-Tiogo ha resultado ganadora, y no otra, ha sido por «el dominio del idioma y la viveza de la narración». Porque los personajes de la escritora gambiana no son de cartón piedra, sino que ellos y la historia en sí transmiten calidez, emoción y comprensión de la situación. «No se queda en la denuncia», puntualiza la experta.
Mekame-Tiogo reconoce que le cuesta escribir en castellano porque no es su lengua materna por más que le encante. «Si es difícil expresar lo que una siente con palabras adecuadas en su propio idioma, imagina lo que tiene que ser tener que hacerlo en uno que no es tuyo», señala. Y por eso desvela que tiene otros relatos cortos sin acabar. «La velocidad con la que siento y pienso contrasta con la lentitud con la que escribo, porque quiero encontrar las palabras justas y no es nada fácil. Antes de terminar la historia, mi mente ya ha empezado a emocionarse por otra que necesito escribir ya para que no se me escape. Entonces dejo la que estaba escribiendo y empiezo con la nueva…», cuenta sobre sus dificultades. Pero, aunque dice que para ella escribir sea, de momento, su afición «favorita», sabe que no va a dejar de hacerlo. «Cada vez que un tema me apasiona, me emociona, me preocupa, me frustra, me mueve las tripas o conmueve mi corazón siento la necesidad de expresarme por la escritura», asegura. «Seguiré escribiendo para desahogarme de mis emociones tanto positivas como negativas. Pero no tengo claro si me atreveré siempre a enseñar mis relatos…»
Premio doble a la investigación
En la categoría de investigación, el premio ha ido a parar a dos mujeres escritoras «por considerar que reunían similares méritos» a la hora de contribuir a la mejora de la enseñanza del español en sus países, según ha declarado el jurado, integrado por Carolyn Richmond, Ana Rodríguez Fischer y Emilia Velasco. Una de las ganadoras es la beninesa Delphine Bodjrenou con su trabajo Colección Horizontes, que es un compendio de manuales didácticos de la enseñanza del español en Benín. Con la obra Aproximación a la competencia intercultural en la enseñanza/aprendizaje del español como lengua extranjera en la secundaria en Camerún, Pascaline Linda Ngameni Nebouet ha resultado segunda galardonada.
«En estos dos trabajos, el jurado ha valorado especialmente su seriedad y rigor, el conocimiento de las realidades que abordan y el compromiso de las autoras con sus respectivos sistemas educativos, para los que presentan propuestas de innovación», declaran desde la Fundación.
Pascaline Linda Ngameni Nebouet, nacida en 1990 en Bafoussam (Camerún), se licenció en Filología Hispánica en la universidad de Yaundé en 2010 y ahora vive en Lleida, donde está cursando un doctorado en Lenguas Aplicadas tras haber finalizado un master en la misma disciplina. «En los institutos de mi país el aprendizaje de lenguas extranjeras es obligatorio. El alumno debe escoger entre alemán, español, árabe e italiano entre otros», explica la joven, que añade que Camerún está entre los 12 países del mundo con más estudiantes de castellano. «Yo escogí el español para comprender y cantar las canciones de Shakira y para viajar a España». Luego, dice, las razones cambiaron: «Quería conocer la cultura española y su historia. Considero que aprender una lengua es conocer su cultura para comunicar fácilmente con “el otro” y tener una mirada diferente sobre el mundo».
Para Ngameni, este concurso es una oportunidad para que la mujer africana se haga entender, comparta sus conocimientos y demuestre su autonomía. «La mujer en África es vista como subalterna al hombre (que no se dedica a los estudios, sino que se ocupa de los oficios domésticos) y su participación en el desarrollo de África no tiene visibilidad. Participar en el concurso significaba una fuente de inspiración para promover la igualdad social. Quería demostrar la implicación real de la mujer africana en la realización de los objetivos de África», sentencia.
Delphine Bodjrenou (Ouidah, Benín, 1968) es profesora universitaria de español en su país, donde afirma que también hay un gran interés por el idioma. Además trabaja en una ONG dedicada al empoderamiento de las mujeres agricultoras y la escolarización de las niñas en el medio rural. La maestra, que cuenta con un máster en lengua castellana, decidió aprender el idioma porque le gustaba desde niña. El concurso fue un reto: «Lo hice para evaluarme a mí misma, evaluar mis capacidades en trabajos de investigación», afirma.
Mujeres por África cuenta en este programa con la colaboración de la Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, que, como en anteriores ediciones, publicará las obras ganadoras en su portal Biblioteca Africana. La dotación del premio África con Ñ es de 2.500 euros en cada categoría.