Para Víctor Barrios, religioso salesiano de Don Bosco, la Semana Santa es el tiempo específico del año en que se conmemora el Ministerio Pascual, es decir la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
«Los días centrales son el jueves, viernes y sábado Santo que se conoce como el “Triduo Pascual”. El Jueves Santo recordamos la Institución de la Eucaristía, del sacerdocio y el mandamiento del amor. El Viernes Santo por la tarde conmemoramos la muerte de Jesús en la cruz. El Sábado Santo por la noche celebramos solemnemente la Vigilia Pascual, en la que recordamos la Resurrección de Jesús de entre los muertos. Es en estos días en donde podemos ver resumida la vida de Jesús. Antes de su pasión y muerte Jesús también padeció y “murió”, así mismo para devolverles la vida, la salud y la dignidad a muchas personas. Por lo tanto, es un momento propicio para la reflexión, para la oración y para las obras de caridad», comenta el Salesiano. La Semana Santa es un espacio para recordar la vida, muerte y resurrección de Jesucristo.
Un tiempo para reflexionar
El salesiano Víctor Barrios afirma que el mensaje más importante con el que se deben quedar los creyentes es el inmenso amor que Dios tiene con sus hijos. Es un amor que no pide nada a cambio y no pide condiciones.
«Este gran amor se manifiesta en la muerte y en la resurrección de su Hijo. Debemos tener siempre presente esta gran verdad: “Dios me ama”, no únicamente en esta semana, sino constantemente. Debemos descubrir su amor en nuestro diario vivir: Dios me ama en el amor de mi familia y mis amigos, me ama en el calor del sol, me ama en la belleza de la flor, me ama en la sonrisa del niño, me ama incluso en mis problemas», comenta Víctor Barrios.
Según el cucurucho Rafael García, los católicos se deben quedar con los mensajes alegóricos que dejaron las andas procesionales en años pasados, en donde se observaron las imágenes que representan la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
¿Cómo mantener la fe después de Semana Santa?
Estos son algunos consejos para que la fe se mantenga intacta durante y después de la Semana Santa:
Ponerse en presencia de Dios: a través de la oración dialogar y expresar lo que sientes para estrechar ese vínculo de fe.
Practicar el ayuno: va más allá de no ingerir alimentos, consiste en la superación personal mediante la que sacrificamos malas actitudes.
Actuar con caridad hacia el otro: realizar buenas acciones que incidan directamente en el bienestar de los demás, ser solidarios, tolerantes y empáticos.
Pedir por la salud mundial.
Mantener intacta la fe: pese a las turbulencias que nos presenta el mundo seguir confiando en que un poder superior dirige nuestra vida y encontrar refugio en la oración.