Una de las grandes consecuencias del paro para la continuación de la educación de los niños es, precisamente, la falta de medios para que las familias numerosas puedan inscribir a todos sus hijos en las escuelas.
A fecha de hoy, un reportaje emitido por la televisión pública revela que un porcentaje de niños de la comunidad de Santa Cruz, en la ciudad de Bata, no asisten a clase por la mala situación económica que atraviesan sus padres en los últimos años. Situación que Tecla Angono Bikoro venía observando.
Angono Bikoro explica que muchos de estos niños pasan todo el tiempo pescando a las orillas del rio y durante las horas de clase. “Estaba observando que había niños que no iban a ninguna escuela y están en las orillas de los ríos en las horas de clase y otros metidos en sus casas. Fui casa por casa con mi cuaderno apuntando nombres”, explica la abuela.
En esta pequeña escuela a penas sin mesas, la anciana recibe a los niños de forma gratuita, a pesar del limitado espacio del que dispone.
No importa dónde está ubicada la escuela, esta no puede existir sin espacio físico para recibir a las niñas y los niños. Para su educación necesitan espacios adecuados, aulas que estén en condiciones y que les permitan aprender y desarrollarse, así como los materiales adecuados para reforzar las lecciones. Precisamente, la abuela ruega a toda persona benevolente que pueda ayudar para que en lo sucesivo esa escuela sea más grande y pueda acoger a más alumnos.
La abuela Tecla solo estará más tranquila cuando vea que todos los niños de la localidad, cuyos padres no pueden pagar sus matrículas para su escolaridad, tengan un pupitre y una pizarra donde aprender y formarse, sean cuales sean las condiciones. Su mayor lucha es evitar que estos niños puedan convertirse en potenciales delincuentes en el futuro.