Cada 24 de enero, la comunidad internacional conmemora el Día Internacional de la Educación, instaurada por Naciones Unidas, cinco años atrás, para movilizar e invitar a la acción a los gobiernos del mundo y a todos los actores involucrados en el proceso en torno a la educación; un derecho humano básico, prioritario para lograr una sociedad justa, igualitaria y autosuficiente.
El lema de este año es: “Invertir en las personas, priorizar la educación”. El secretario general de la ONU, António Guterres, hace recordar que, para invertir en las personas, «hay que dar prioridad a la educación (…). Ha llegado el momento de que todos los países conviertan sus compromisos de la cumbre (sobre la transformación de la educación-TES) en medidas concretas que crean entornos de aprendizaje propicios e integradores para todos los y las estudiantes».
Mientras faltan ya siete años para 2030, Naciones Unidas advierte sobre el cumplimiento de los ODS 4. A mitad de 2022, el Banco Mundial, UNESCO y UNICEF publicaron un informe y siguen aportando datos al mundo, que revelan que la pobreza de aprendizaje ha aumentado en un tercio en los países de ingresos bajos y medianos; donde se estima que el 70 % de los niños y niñas de 10 años no pueden leer y comprender un texto simple. Unos 244 millones de niños, niñas y adolescentes están fuera de la escuela y unos 771 millones de jóvenes y personas adultas son aún analfabetas en el mundo.
Con el apoyo de Naciones Unidas, Guinea Ecuatorial organizó las consultas nacionales sobre la transformación de la educación y participó en la cumbre en Nueva York con compromisos claves para transformar su sistema educativo. Los diálogos desvelaron retos importantes en el sistema educativo, que ayudaron al Gobierno a elaborar una hoja de ruta para la transformación de la educación en Guinea Ecuatorial, desde la mejora de la infraestructura, a la mejora en el acceso y la calidad garantizando una educación inclusiva y digital que integra las nuevas tecnologías de la información y comunicación, así como impulsando la formación docente y el desarrollo curricular, incluyendo los contenidos y metodologías de enseñanza y aprendizaje para no dejar a nadie atrás.
«La educación en todos los niveles será siempre una de nuestras grandes prioridades porque, aparte de ser un derecho humano esencial, somos conscientes del poder de la educación en la lucha contra la pobreza, la sostenibilidad de las economías y el medio ambiente, y la construcción de sociedades más pacíficas, justas e inclusivas. En un día como este, es importante reafirmar nuestro compromiso para acompañar al Gobierno, junto con otros socios, en la materialización de la hoja de ruta para la transformación de la educación en el país. Para esto cuenta, como siempre, con el compromiso de todos los organismos especializados de la ONU y la Oficina de Coordinación Residente», ha señalado la coordinadora residente, Anna M. Pont.
Uno de los grandes pilares de la agenda del secretario general de la ONU para 2023 es la lucha contra las desigualdades en todos los sectores, teniendo presente que la educación ayuda a erradicar la pobreza y el hambre, contribuye a mejorar la salud, promueve la igualdad de género y reduce las desigualdades. Pero un reciente informe de UNICEF muestra que el 20% del alumnado más pobre solo se beneficia del 16% de la financiación pública de la educación, mientras que los más ricos se benefician del 28%. Las principales víctimas de estas desigualdades son los países del África subsahariana y las niñas; lo que empeoró durante el periodo de la pandemia de COVID-19.
«También ha llegado el momento de poner fin a toda la legislación y las prácticas discriminatorias que entorpecen el acceso a la educación». Ofrezcamos sistemas educativos capaces de sustentar sociedades igualitarias, economías dinámicas y los sueños de cada uno de los estudiantes del mundo más allá de todo límite», apela António Guterres en su mensaje.