El pasado 6 de febrero, la noticia sobre el desmayo de decenas de estudiantes del Colegio Bisila de Malabo se hizo viral, generando más preocupación en la población, considerando que no es el primer incidente que se registra en centros educativos durante el horario escolar. Menos de una semana después, el centro educativo volvió a ser tema de actualidad, al producirse el mismo fenómeno: Decenas de estudiantes fueron trasladadas al Hospital Regional de Malabo para ser atendidas con urgencia por presentar dificultades respiratorias, dolores en el abdomen, en el pecho, así como debilidad y malestar general.
Desde que se empezaron a notificar desmayos masivos en los colegios, las explicaciones son varias: las estudiantes son asmáticas, no hay suficiente ventilación en las aulas de clase, la insolación y un incremento de personas asmáticas en el país. También se han señalado posibles factores como la pulverización de lociones en las aulas, o la falta de electricidad en las salas, que impiden el funcionamiento de los ventiladores; incluso en algunos casos se ha hecho alusión a la brujería; hasta el momento, los padres y la población sigue sin respuestas claras a estos fenómenos que afectan sobre todo a las niñas; mientras que los niños salen ilesos en la mayoría de las ocasiones.
En el caso del Colegio Bisila, todo apunta a que los problemas de ventilación en las aulas son la principal causa. El 11 de febrero, el Primer Ministro del Gobierno, entre otras autoridades políticas, tuvieron que trasladarse al recinto escolar para obtener información sobre lo que estaba sucediendo realmente. Este problema no es nuevo; en el año 2021, se registró y filtró por primera vez una situación similar en el colegio Manuel Javier de Malabo. Los efectivos de la policía tuvieron que acordonar el centro en lo que autoridades gubernamentales se trasladaban al lugar para conocer la situación y buscar soluciones.
Manuel Osa Nsue dio instrucciones claras en su visita, para que se instalasen en el colegio sistemas de ventilación y que se ampliaran las ventanas para mejorar la circulación del aire. Cuatro días después de esta visita, el Colegio procedió a informar de la suspensión de las clases durante una semana para iniciar obras de instalación de ventanales nuevos y aires acondicionados, y retomar las actividades escolares el 24 de febrero.
Sin embargo, ante casos como estos siempre queda el interrogante de cuál es el proceso por el que ha de pasar un inmueble para que sea considerado como centro escolar, un lugar en el que los niños y adolescentes aprenden y conviven. ¿Cuáles son las exigencias que se dan a los propietarios de los colegios?.
El artículo 6, inciso f de la Ley General de Educación establece que en materia de educación, le corresponde al Gobierno coordinar y supervisar todas las instituciones públicas y privadas; además el artículo 73, inciso b, asegura que para que una persona física o jurídica abra un centro escolar este debe disponer de una infraestructura física, instalaciones deportivas y espacios libres que serán inspeccionados por el Ministerio (de Educación).
Otro interrogante es: los inspectores regionales, zonales de Educación, no registran estas problemáticas durante las supervisiones que les corresponde llevar a cabo y a qué departamento le corresponde exigir a los centros educativos mejorar las instalaciones en las que los escolares reciben la formación correspondiente.
Las cuestiones siguen abiertas y es fundamental tomar conciencia de la gravedad de la situación. No se trata de un tema que deba tratarse a la ligera, sino que es necesario implementar acciones efectivas que aminoren los daños.