Todos tenemos un Ajax dentro, todos queremos ser ese tipo anónimo que un buen día se pone una capa de superhéroe y llega hasta donde nunca habría soñado. Todos queremos protagonizar una historia como la de este delicioso equipo, capaz de derrocar dos gigantescos imperios en un mes. Aunque pensemos que va a ganar Goliath, todos queremos que lo haga David. Todos queremos ser David. Todos querríamos ser este Ajax.
Porque este Ajax reconcilia con aquel fútbol ya ajado que no entendía de petrodólares, de fichajes galácticos ni de Superligas. La de los holandeses es la gran rebelión del fútbol europeo en los últimos tiempos, un derroche de pasión capaz de llevarse por delante al vigente tricampeón de la Champions en octavos y a la Juventus de Cristiano Ronaldo en cuartos.
Y en ambas ocasiones, remontando la eliminatoria y arrasando a domicilio, exhibiendo a pecho descubierto su maravillosa propuesta de fútbol total. Este Ajax se ha convertido ya, en apenas cuatro partidos, en un equipo de culto. «¿Te acuerdas de aquel Ajax?», se dirá dentro de algunos años. Ahora, por qué no, los holandeses aspiran a que la respuesta a esa pregunta sea: «Sí, aquel que eliminó al Madrid y a la Juventus y acabó ganando la Champions». De momento, espera al Tottenham o al Manchester City en semifinales.
Supo sufrir el Ajax en la primera mitad y encontró un premio gigantesco en la segunda. Ante la ausencia de Mandzukic, la Juventus desplegó un 4-4-2 on Cristiano y Dybala en punta. La intención de Allegri era presionar a la defensa del Ajax con los delanteros y los extremos y facilitar que Pjanic o Can saltaran a impedir que De Jong jugara el balón. Eso permitió que el conjunto holandés estuviese casi siempre incómodo en el amanecer, forzado a jugar a contrapelo con envíos largos que casi siempre acababan en los pies de un rival.
La sentencia de De Ligt
La Juventus, mucho más asentada pero escasa de filo, encontró en el gol en un córner ejecutado a la perfección poco antes de la media hora de juego. Bonucci ejerció de pantalla para alejar a De Ligt de Cristiano y liberar al portugués para que cabeceara con muchísima comodidad en el área. El Ajax, sin embargo, iba a encontrar enseguida la réplica en una jugada afortunada. Van de Beek recogió en el área un disparo de Ziyech que había rebotado en varias piernas y aprovechó que un despiste de De Sciglio le habilitaba para batir a un Szczesny vendido.
El empate sirvió para igualar la eliminatoria y también para equilibrar las fuerzas en el encuentro. El Ajax no se desató, pero la Juventus sí que redujo sus prestaciones, con sus jugadores ofensivos bastante difuminados, especialmente Bernardeschi y Dybala, que se lesionó en el descuento y no pudo salir en la segunda mitad.
El descanso ejerció de afrodisíaco para un Ajax, ahora sí, desbocado, desplegando ese fútbol delicioso que le ha convertido en la gran revelación de esta Champions. Pudo sentenciar la eliminatoria, pero Szczesny en dos ocasiones y Pjanic en otra lo impidieron en el último instante. Hasta que De Ligt, en un córner, puso todo patas arriba, hundiendo a la Juventus en la miseria. Cristiano, tantas veces héroes en estas instancias de la Champions, apenas pudo en esta ocasión aplaudir la bravura de un Ajax ya único.