El mundo se rinde a los pies de Leo Messi, otra vez Balón de Oro, el séptimo de su exitosa carrera, le ratifica como el mejor futbolista del planeta y probablemente de su generación.
Messi se abrazó al Balón de Oro con las mismas ganas que en 2009. No ha cambiado su esencia. A pesar de que tiene mucha más madurez no se le ha borrado la sonrisa de aquel niño introvertido que ocupó el trono por primera vez hace doce años. Aún insaciable a sus 34, su vida se narra a través de cientos de goles y jugadas solo al alcance de genios como el argentino. Con este galardón, Leo aventaja en dos a su principal competidor: Cristiano Ronaldo.
Aunque este año ha habido más dudas y más candidatos que en otros, Messi ha hecho méritos suficientes para apropiarse el Balón de Oro. Se fue del Camp Nou con una Copa del Rey conseguida a base de grandes remontadas hasta llegar a una final contra el Athletic en la que el 10 brilló con luz propia.
«Es increíble volver estar aquí. Hace dos años dije que eran mis últimos años y ahora me toca estar aquí de nuevo. Estoy muy feliz, muy ilusionado y con ganas de pelear por nuevos retos. No sé cuanto me queda pero espero que sea mucho. Quiero agradecer a mis compañeros del Barcelona y del París, y en especial a la selección argentina. Ganaba este premio y tenía la sensación que me faltaba algo y este año lo pude conseguir. Gran parte de este trofeo es por lo que hicimos en la Copa América, así que gracias a mis compañeros, esto también es vuestro. Está aquí mi mujer, mis hijos, mi papá, mi mamá. Es un enorme honor pelear con Robert (Lewandowski). El año pasado eras el ganador y creo que France Football debería dártelo», fueron sus palabras tras recibir el Balón de Oro.