Libra, el proyecto de divisa digital de Facebook, ha marcado un antes y un después en la percepción de las monedas virtuales por parte de las altas instancias de la supervisión bancaria y la política monetaria. El Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) ha anunciado la creación de un centro de innovación tecnológica con el objetivo de «impulsar la colaboración en el estudio de la tecnología bancaria entre los diferentes bancos centrales».
Dentro de las diferentes ramas de innovación que se tratarán en el centro, el director general del organismo, Agustín Carstens, ha destacado que las divisas digitales ocupa un papel preponderante. «Puede que más pronto de lo que pensemos haya mercado y tengamos que crear nuestras propias divisas digitales», señaló Carstens en una entrevista con Financial Times.
El hub tecnológico de los bancos centrales dispondrá de varias localizaciones. En una primera fase, su actividad se desarrollará en las instalaciones del propio BIS en Basilea y Hong Kong. También contarán con otra sede en Singapur, donde sólo falta completar los acuerdos institucionales pertinentes.
Carstens, al igual que un gran número de representantes de diferentes bancos centrales, criticó con dureza la primera oleada de criptomonedas, como el bitcoin o el ethereum, que alcanzaron la fama mundial a finales de 2017 tras una espectacular revalorización que meses más tarde acabó en desplome. El director general calificó en su momento al bitcoin de activo especulativo y descartó que se convirtiera en un medio de pago por su volatilidad.
Grandes tecnológicas
Pero la divisa de Facebook es diferente. De la futura Libra se espera que sea una moneda estable referenciada a una cesta de divisas y garantizada por activos todavía por determinar, unas características que hacen que sí pueda tener éxito como medio de pago y que ha llamado la atención de los banqueros centrales.
Según ha señalado el BIS en la publicación de su informe económico anual, la irrupción de los gigantes tecnológicos podría provocar que «rápidamente establecieran una posición dominante en las finanzas globales, convirtiéndose en una amenaza para la competencia, la estabilidad y el bienestar social». Es por eso que consideran que se debe vigilar de cerca la creación de monedas por parte del sector privado y, si llegase el momento, encabezar la creación de divisas digitales por parte de los bancos centrales.
Jens Weidmann, presidente de la junta de directores del organismo, ha celebrado la creación del centro de innovación, algo justificado porque «la revolución tecnológica no entiende de fronteras y tiene repercusiones en muchas regiones de forma simultánea». Además, sostiene, «permitirá a los bancos centrales extender su colaboración para identificar corrientes tecnológicas y apoyar los desarrollos cuando sean consistente con sus mandatos».