De la crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus a la crisis económica. El Producto Interior Bruto (PIB) se hundió entre enero y marzo un 5,2%, una caída sin precedentes en la historia reciente, según el avance publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Habría que remontarse a mediados del siglo pasado, a los períodos de la Guerra Civil y los años siguientes de la Autarquía, para encontrar un dato similar utilizando cálculos de historiadores especializados. En la serie del INE que arranca en 1970, el mayor desplome trimestral registrado se corresponde con el del primer trimestre del año 2009, cuando en plena Gran Recesión la economía cayó un 2,6%. La crisis de la Gran Reclusión empieza con un golpe aún mayor.
No existe otro indicador que mida mejor cómo evoluciona la producción de un país y, por tanto, su riqueza. Ya apuntaba en esta dirección la estimación del Banco de España, que pronosticaba una caída trimestral del PIB del 4,7%. También el retroceso de las horas trabajadas, del 4,25% en el primer trimestre según la Encuesta de Población Activa. Y el hundimiento del comercio minorista en marzo, del 15% mensual cuando normalmente solo se mueve unas décimas arriba o abajo. Semejante batacazo de la economía ocurre con solo dos semanas de confinamiento en marzo y a pesar de que enero y febrero fueron buenos. Las cifras del segundo trimestre serán todavía peores. «Teniendo en cuenta que recogerán el impacto pleno de la covid-19, la caída puede llegar fácilmente al 15% entre abril y junio”, señala María Jesús Fernández, analista de Funcas.
Y el conjunto del año dependerá de cómo se vaya articulando la salida del encierro en medio del riesgo de rebrotes. La actividad ya se contrae un 4,1% interanual frente al 1,8% que crecía en el cuarto trimestre del 2019. La incertidumbre es enorme. Hasta el punto de que el Banco de España calcula una horquilla de retrocesos para 2020 entre el 6,6% y el 13,6%. Unas caídas del PIB sin precedentes, subrayaba el organismo supervisor.
“Con este desplome de cinco puntos en el trimestre estamos más cerca de la caída del 13% en el año que daba el Banco de España que de la del 8% que vaticinaba el FMI”, explica el economista José Carlos Díez. Por dar una idea de las magnitudes que se manejan, entre 2008 y 2013, durante la Gran Recesión, se destruyeron unos nueve puntos y medio de PIB. En la crisis de 1993, un punto. Esta vez se podría evaporar en un solo un año toda la producción y rentas que se perdieron con la Gran Recesión en seis.
El INE destaca en su nota de prensa que ha tenido que hacer un esfuerzo especial para captar el impacto del confinamiento sobre la actividad durante la segunda quincena de marzo. La mayoría de indicadores disponibles ofrece resultados hasta febrero, así que el instituto estadístico ha tenido que incorporar nuevas fuentes para sus estimaciones, como el uso de tarjetas. De ahí que diga que las futuras revisiones de estos datos puedan ser de una magnitud mayor que la habitual. Las cifras de compras con tarjeta del BBVA ya arrojaban que el consumo caía a la mitad desde el 14 de marzo, día de entrada en vigor del estado de alarma.
El desglose por partidas brinda cifras igual de abrumadoras. El consumo se hunde un 5,1% trimestral entre enero y marzo. El de los hogares todavía más: un 7,5% —en los peores momentos de la crisis precedente cayó como mucho un 1,63% en el tercer trimestre de 2012 y un 1,69% en el cuarto trimestre de 2008, casi cinco veces menos—. Solo crece el gasto de las Administraciones Públicas, que se dispara un 1,8%, un incremento trimestral que no se anotaba desde el 2007. La inversión se desploma otro 5,3%. Y las exportaciones e importaciones caen lo mismo: un 8,4%.
Por sectores, los más afectados son el comercio, transporte y hostelería, con un batacazo del 10,9%, y las actividades artísticas y recreativas, con una caída en picado del 11,2%. Las actividades profesionales y científicas pierden un 8%. Y la información y comunicaciones, un 5,5%. La industria retrocede un 2,7%. Y la construcción se derrumba un 8,1% a pesar de que en esas dos semanas el cierre no le afectó tan directamente. Únicamente se mantienen en pie las actividades financieras y de seguros, que crecen un 1%. Y la Administración Pública, sanidad y educación, que aumentan un 0,8%.
En una semana se produce cerca del 2% del Producto Interior Bruto de todo el año. “Estas cifras de caída que ha dado el INE implican que en las dos semanas de confinamiento se perdió en torno a un 40% de la actividad”, apunta Rafael Doménech, economista del BBVA. Si se anualiza el dato trimestral como hacen los estadounidenses, el derrumbe es del orden del 20%. Para buscar unos niveles de desplome similar hay que retroceder a la Guerra Civil. En 1936, según los cálculos del profesor Leandro Prados de la Escosura, la pérdida de PIB fue del 26,8%.
De cara al futuro próximo, la incertidumbre es máxima. En tanto que sigan las restricciones y no haya una vacuna, ni las familias podrán consumir con normalidad ni se podrá trabajar a pleno rendimiento. Incluso si comienza el desconfinamiento, las medidas para guardar las distancias harán que sea más costoso producir. Y se desconoce cuánto se podrá recuperar del tejido productivo, en especial por la elevada dependencia del turismo y la hostelería. O en qué medida los problemas de liquidez que atraviesan ahora las empresas se convertirán o no en problemas de solvencia y, por ende, en quiebras, tal y como recalcaba el Banco de España.
Y la contracción del PIB de la eurozona, que el BCE estima entre el 5% y el 12% para 2020, impedirá que se pueda recurrir a las exportaciones para salir del hoyo como se hizo en la anterior crisis. El agujero de las cuentas públicas se disparará hasta cotas de 2009-2012 por la pérdida de ingresos y el aumento del gasto en sanidad y en prestaciones de paro y ERTE. Lo que podría devolvernos a las tensiones en los mercados, sobre todo si se generalizan los impagos a los bancos. Solo el BCE está levantando un dique de contención con sus compras masivas de deuda.