Este organismo, que depende del FEM, selecciona a ejecutivos menores de 40 años y les ofrece una plataforma para fomentar e introducir cambios en la sociedad. Entre sus miembros están Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda, Larry Page, cofundador de Google, y Jack Ma, presidente ejecutivo de Alibaba.
La labor de Naidu, que creció en la Sudáfrica del apartheid, fue reconocida por haber contribuido a romper el techo de cristal que a veces impide progresar a las mujeres en el entorno laboral y por promover la diversidad étnica en el entorno directivo.
Naidu se fue de AIG en abril, después de haber trabajado en un grupo de diversidad, y está decidida a introducir más cambios en los cinco años en los que ocupará la posición de Joven Líder Global. «Para mí es un honor haber sido seleccionada entre un grupo tan valorado. Es una plataforma que te permite entrar en contacto con mucha gente a la que normalmente no tendría acceso para hacer cambios importantes», opina Naidu.
Sin embargo, la joven es la primera en reconocer que el liderazgo se aprende y que no suele surgir de forma espontánea.
Nos encontramos en la London Business School (LBS), en la que Naidu completó hace poco un Senior Executive Programme, destinado a ayudar a los ejecutivos con experiencia de los sectores público y privado a desarrollar sus capacidades de liderazgo.
Aprendizaje
El aprendizaje empieza en las aulas, pero se traslada al entorno laboral, donde se pone en práctica la teoría. Se trata de un proceso difícil en el que Naidu reconoce que tuvo que salir de su zona de confort. En el curso también aprendió que ser ella misma y «sentirse cómoda en su piel» es su punto fuerte. «La gente no valora lo importante que es sentirse bien con uno mismo y cree que, si cumple ciertos requisitos en su carrera, tendrán éxito con independencia de quiénes sean», explica. «Pero, como mujer que se ha criado en una pequeña ciudad de Sudáfrica, puedo asegurar que a veces me he sentido muy incómoda y he tenido dificultades para aceptarme», añade.
Naidu es consciente de la suerte que tuvo de haber nacido en una época de la historia de Sudáfrica en la que el apartheid llegaba a su fin y comenzaban a surgir oportunidades. Sus padres le animaron a ella y sus dos hermanos a integrarse en el nuevo sistema educativo recién instaurado en el país. Su padre, que se vio obligado a dejar la escuela a los 16 años, siempre quiso que sus hijos tuvieran un futuro distinto. «De mis padres aprendí a ser resiliente y perserverante», reconoce Naidu. «Siempre hay días difíciles en los que a la gente no le gusta lo que haces, o en los que no te dan el ascenso que tanto has esperado. Pero es importante aceptar las cosas y pensar que las dificultades nos ayudan a crecer», explica.
La suerte siempre ha sido un elemento fundamental en la carrera de Naidu, que hizo un grado en Ingeniería Industrial y aspiraba a trabajar en ArcelorMittal. Sin embargo, una empresa de contratación confundió su currículum con el de su hermana, que había estudiado Informática, y lo envió a Accenture. Allí entrevistaron a Naidu y le ofrecieron un puesto de consultora. Aunque al principio esto fue motivo de tensión entre las hermanas, al final las dos han tenido suerte, explica Naidu. «Ella quería esa entrevista, pero ahora está contenta con su puesto en banca de inversión», añade.
Naidu tuvo un segundo golpe de suerte en Accenture, cuando la compañía la trasladó de Londres, donde empezó, a Nueva York, su residencia actual. La joven reconoce que fue a partir de entonces cuando ganó confianza en sí misma. «Al principio de mi carrera intentaba integrarme como fuera. Pequé de ingenua y llegué a pensar que podía ser como una blanca», reconoce.
Autonocimiento
Fue en Nueva York cuando Naidu empezó su educación empresarial, al cursar un MBA en la Stern School of Business. Aunque, en su opinión, fue el Senior Executive Programme de la LBS el que realmente le ha ayudado a entender cuáles son las herramientas más apropiadas para sus cualidades o para las distintas situaciones en las que se encuentre. «Es muy importante saber quiénes somos. Así tendremos media batalla ganada», explica.
Aunque Naidu no proyecta una imagen de alguien con poca confianza en sí misma, ella asegura que su experiencia en la LBS le ha ayudado a ganar confianza cuando habla en público.