Las acciones de la compañía estatal se desplomaron un 8% en medio de la preocupación de los inversores con la interferencia del mandatario brasileño en la política de precios de la empresa, una caída que arrastró a la bolsa de Sao Paulo, que perdió un 1,98%.
El jefe de Estado, que durante la campaña electoral defendió una política de corte liberal no intervencionista, vetó la decisión de aumentar en un 5,7% el precio del diésel, previsto por la propia petrolera.
«Llamé al presidente (de Petrobras). Sí. Me sorprendí con el reajuste del 5,7%. No voy a ser intervencionista. No voy a practicar la política que hicimos en el pasado, pero quiero ver los números de Petrobras», manifestó Bolsonaro durante una visita a la ciudad de Macapá, en el norte del país.
Posteriormente, tras la fuerte caída de los papeles de la compañía, el mandatario convocó para el próximo martes una reunión con técnicos y ministros con el fin de discutir los precios de Petrobras, empresa de capital abierto con acciones negociadas en la bolsa de Nueva York, Sao Paulo y Madrid.
«En principio, el presidente entiende que Petrobras, una empresa de capital abierto, sujeta a las reglas de mercado, no debe sufrir interferencia política en su gestión. De hecho, es una de las razones para la crisis que hemos sufrido en Gobiernos pasados», precisó el portavoz de la Presidencia, Otavio Do Rego Barros.
Más tarde, Bolsonaro remarcó en su cuenta de Twitter que la política de su Gobierno «es de mercado abierto y no intervención en la economía» y que la suspensión del reajuste es temporal, en un intento por calmar a los mercados tras la turbulencia que generó este viernes su decisión en la bolsa de Sao Paulo.
El aumento del precio del diésel provocó una huelga de camioneros que en mayo del año pasado, durante el Gobierno de Michel Temer, prácticamente paralizó el país durante 11 días y provocó el desabastecimiento de alimentos y gasolina, entre otros productos.
El mercado cuestionó la decisión de Bolsonaro y el banco BTG Pactual este viernes publicó un informe con el título «Deja Vu», en referencia a la congelación del precio de los combustibles durante la gestión de Dilma Rousseff, quien fue destituida en 2016 por unas irregularidades fiscales en las cuentas públicas.
«Mientras la consecuencia de una nueva huelga probablemente sería negativa para la agenda de crecimiento del país e inclusive para Petrobras, la percepción de que la compañía está expuesta a influencia política, aún con una agenda liberal, pone en riesgo su pilar central de reducción de riesgos», resaltó BTG.