Pero el récord del voto anticipado en plena pandemia del coronavirus ha resultado decisivo para dar el vuelco a una noche electoral inconclusa que se ha prolongado durante cinco días y pendía de un puñado de estados decisivos. La reconquista de Wisconsin, Michigan y Pensilvania, la joya de la muralla azul que dio la victoria al republicano en 2016, le han servido para superar los 270 compromisarios necesarios para ganar la Casa Blanca, frente a los 214 votos electorales que ha recabado su adversario.
El vicepresidente de Barack Obama se convertirá en el comandante en jefe de mayor edad de la historia de Estados Unidos cuando tome posesión del cargo en enero a la edad de 78 años. Será, además, el segundo presidente católico desde John Fitzgerald Kennedy y el primero que gobierna junto a una vicepresidenta afroamericana y con ascendencia asiática, la senadora Kamala Harris. Y ya ha hecho a la historia: no solo ha ganado el popular, sino que es el candidato más votado con más de 74 millones de votos.
Cinco días de agónico recuento
Veinte años después del efecto Florida que decantó la Presidencia de George Bush un mes después de la votación, las presidenciales de 2020 van camino de pasar a la historia como las más tensas e inciertas tras cinco días de recuento de infarto, un proceso criticado por su lentitud y complejidad que ha llevado a todos los centros electorales ha optar por la cautela.
La noche electoral concluía el martes con un resultado ajustado que parecía apuntar a la reelección de Trump. El republicano había ganado en estados clave como Florida, Ohio o Texas y se autoproclamaba ganador a pesar de no contar con los votos necesarios. Entonces, lideraba en Georgia y Pensilvania, dos territorios que el viernes decantaro la balanza a favor del demócrata.
Biden, en cambio, pedía paciencia ante el más que previsible retraso del recuento por el complejo proceso que requería la revisión de más de 101 millones de votos anticipados, una cifra récord en la historia electoral de Estados Unidos.
Y es que el presidente electo todavía tiene margen para aumentar victoria. Todavía hay cinco pendientes por declarar resultados y Biden lleva la ventaja en tres de ellos: Nevada, Arizona y Georgia, que le permitirían alcanzar los 306 delegados, la misma cifra con la que Trump derrotó a Hillary Clinton en 2016.
Trump agita el fantasma del fraude
Cuatro años de tensión política dejan a un país profundamente dividido entre los partidarios del trumpismo y los estadounidenses que reclamaban el fin del populismo de Trump. Y aunque el resultado es ahora incontestable, el presidente se resiste de momento a ceder el mando: a lo largo de la semana ha presentado varias demandas para detener el recuento de los votos anticipados porque asegura, sin ningún tipo de evidencia, que los demócratas le han robado las elecciones.
Un comportamiento insólito que ha puesto en jaque la credibilidad de la democracia estadounidense y que ahonda todavía más en una batalla política que podría terminar en los tribunales.