China marcó la pauta de la quincena de países de Asia Pacífico que este fin de semana culminaron la creación de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el mayor tratado de libre comercio del mundo. Un acuerdo que supone un tercio de la economía global e incluirá un mercado potencial de 2.300 millones de personas pero que excluirá a Estados Unidos.
De hecho, la agenda proteccionista del presidente saliente de EEUU, Donald Trump, y los retos más inmediatos que enfrentará su reemplazo en la Casa Blanca, el demócrata Joe Biden, hacen prever que el próximo gobierno no hará amago por intentar hacerse un hueco en esta iniciativa o reincorporarse al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés).
«Dados los retos nacionales que enfrenta el presidente electo ante los crecientes casos de Covid-19, una agenda de estímulo fiscal inconclusa, fuertes inclinaciones bipartidistas contra China y el escepticismo al libre comercio entre los demócratas, no esperamos la reanudación de negociaciones comerciales, al menos a corto plazo», reconoce Johanna Chu, economista para Asia Pacífico de Citi.
Chu destaca que la firma de la RCEP supone una victoria diplomática para China, que había sido excluida del TPP. Además pone fin a la idea de que Pekín buscaría una política comercial nacionalista al hilo de la pandemia. Al mismo tiempo resalta como Asia Oriental reconoce los beneficios económicos de una integración comercial más profunda.
De momento, Washington queda aislado de un acuerdo en el que se incluyen, además de China, Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda, así como a los diez países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). El acuerdo rebajará los aranceles hasta el 90% y aborda asuntos como la economía digital, las inversiones y la propiedad intelectual, aunque no contiene regulaciones sobre los derechos laborales y el medio ambiente.
«China ha conseguido un nuevo hito diplomático al llevar al RCEP hasta la recta final de su aprobación», explica Shaun Roache, economista jefe de Asia-Pacífico de S&P Global Ratings. «Si bien el RCEP es poco profundo, al menos en comparación con el TPP, es amplio, abarca muchas economías así como productos y esto es una rareza en estos tiempos más bien proteccionistas«, añade.
Con otra notable ausencia, la de India, que se desmarcó de las negociaciones el año pasado para evitar verse inundada de bienes baratos procedentes de China, la RCEP comenzó a negociarse en 2012 como una iniciativa de la ASEAN con países con los que ya tenía tratados de libre comercio: Australia, China, Corea del Sur, Japón, India y Nueva Zelanda.
Algunos expertos opinan que el tratado permitirá activar la economía y acelerar la recuperación tras el impacto de la pandemia de la covid-19 en los países de la región. Sin embargo, algunas organizaciones no gubernamentales han criticado la RCEP por dar prioridad a los intereses de las multinacionales y desproteger a los pequeños productores, principalmente en el sector agrícola.