Durante décadas, Beijing aplicó estrictos controles a los nacimientos adicionales alegando que debía preservar los escasos recursos para su floreciente economía. Pero su decadente tasa de natalidad está vista ahora como una gran amenaza a su progreso económico y a su estabilidad social.
La Comisión Nacional de Salud anunció el jueves en un comunicado que lanzará una investigación para “estimular más aún el potencial de natalidad”.
La iniciativa se centrará primero en el noroeste de China, el antiguo corazón industrial del país, que ha registrado un considerable declive en su población a medida que los jóvenes y las familias se marcharon a otros lugares en busca de oportunidades. La región, que comprende las provincias de Liaoning, Jilin y Heilongjiang, vio como su población caía por séptimo año consecutivo en 427.300 personas en 2019 con respecto a 2018.