Día triste para el mundo de la comunicación. Dos periodistas españoles acostumbrados a narrar la muerte se encontraron cara a cara con ella en una zona boscosa del sur de Burkina Faso. Hasta allí habían viajado para rodar un documental sobre la caza furtiva, uno de los negocios más lucrativos de los grupos armados que proliferan en este estado fallido en el corazón del Sahel.
Tanto David Beriáin como Roberto Fraile, dos profesionales experimentados en contextos difíciles, iban empotrados junto a otro informador irlandés, cuyo nombre no ha trascendido, en un convoy militar de 40 soldados que patrullaba en el parque natural Arly, junto a la aldea de Natiaboni, cerca de la frontera con Benin. Llevaban una semana grabando con ellos. Los militares formaban parte de una formación contra la caza furtiva que iba a durar seis meses.
Se perdió el contacto con ellos hacia las 15.30 horas del lunes en un parque natural situado en la frontera entre Burkina Faso y Benín, una «zona peligrosa por ser campo de operaciones de terroristas, cazadores furtivos y bandidos», ha subrayado González Laya, que ha lamentado la «triste noticia». Los medios locales habían informado de que dicho ataque se saldó con tres heridos y cuatro desaparecidos y posteriormente han indicado, citando fuentes de seguridad, que los tres occidentales han sido ejecutados por sus captores, si bien otros apuntan a que habrían resultado heridos en la emboscada. El ataque, perpetrado cerca de la localidad de Pama, capital de la provincia, se saldó además con el robo de armamento y equipamiento por parte de los asaltantes. Entre el material se encuentran dos ametralladoras montadas sobre vehículo, un dron, 12 motocicletas y receptores de frecuencia.
Allí, los milicianos del Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes, vinculado a Al Qaeda y con base en el vecino Mali, cerraron el paso a los vehículos y abrieron fuego. Ya han reivindicado su muerte en internet. Los escasos testigos del incidente, algunos soldados que huyeron heridos de bala, declararon a sus mandos que intentaron proteger a los periodistas, pero que se vieron superados y tuvieron que huir. Los dos que están ingresados en el hospital de la capital, Uagabugú, han sufrido amputaciones de piernas y brazos, pero no han sido autorizados a hablar ante la prensa. Las mismas fuentes, desde Burkina Faso, declaran que los supervivientes del ataque fueron ejecutados después por los yihadistas.
Roberto Fraile trabajó durante dos décadas en Salamanca, según Europa Press, en tareas tanto de grabación como realización en Televisión Salamanca, Iris Televisión y, posteriormente y hasta hace poco, en La 8 de Salamanca. Natural de Baracaldo (Vizcaya) y periodista especializado en la grabación de reportajes internacionales en zonas de conflicto, resultó herido en 2012 por la explosión de un artefacto cuando trabajaba como cámara en la ciudad siria de Alepo. El profesional, con dos hijos, tenía su residencia en la ciudad de Salamanca, donde vive su familia y desde donde viajaba a distintos países de distintos continentes para la realización de reportajes como el que estaba desarrollando hasta esta semana en Burkina Faso.