El ultimátum lanzado por el gigante energético ruso, Gazprom, para que Moldavia, el país más pobre de Europa, pague inmediatamente 60 millones de euros, de una deuda total de unos 600 millones, por suministros anteriores, vence hoy miércoles. Si las autoridades de Chisinau no saldan la deuda Gazprom podría cortar el fluido de gas en medio de la actual ola de frío polar y en un contexto general de crisis energética.
La amenaza fue lanzada el lunes y se dieron solamente 48 horas para que los moldavos se pusieran al día de los pagos, avisó el portavoz de la compañía rusa, Serguéi Kupriánov. Según sus palabras, pronunciadas en declaraciones a la televisión rusa NTV, «en Gazprom hay una profunda decepción debido a que Moldavia no cumple con sus compromisos contractuales».
Sin embargo, el primer ministro moldavo, Andrei Spinu, sostiene que su Gobierno «cumplirá sus obligaciones» ayudando a la empresa local Moldovagaz a pagar la deuda acumulada. El Parlamento moldavo deberá decidir el jueves en relación con la asignación de fondos presupuestarios para reembolsar la deuda a Gazprom, pero podría ser ya tarde.
El pasado 1 de noviembre, Gazprom restableció el suministro de gas a Moldavia después de un tira y afloja con el nuevo contrato, que al final se prorrogó para los próximos cinco años, aunque bajo la condición de saldar la deuda pendiente.
Las tensiones entre Chisinau y Moscú hicieron que el Gobierno moldavo llegase a declarar el estado de emergencia nacional por espacio de 30 días por si fracasaran las negociones con Rusia y se agravase la crisis energética. Las conversaciones, que tuvieron lugar en San Petersburgo a finales de octubre, fueron muy tensas y duraron tres días.
El problema es que Gazprom subió inesperadamente los precios, lo que cogió por sorpresa a los dirigentes moldavos. Moldavia, un país pobre y con algo más de dos millones y medio de habitantes, recibe el gas ruso a través de Ucrania, que pasa a su vez por la región separatista de Transnistria.