Este jueves 17 de febrero, la Unión Africana y la Unión Europea celebrarán en Bruselas su sexta cumbre tras varios aplazamientos a causa de la pandemia. África y Europa abordan como “replantear su relación”. Es un momento (según la visión europea) para dejar atrás cualquier atisbo de relación paternalista y establecer un verdadero trato de tú a tú, entre iguales.
El objetivo de la UE fijado por la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, durante la primera visita a la sede de la Unión Africana en Addis Abeba hace dos años fue convertirse en el socio preferente de África.
La cumbre brindará una oportunidad para sentar las bases de una asociación entre la UE y la Unión Africana renovada y más profunda, que cuente con la máxima participación política basada en la confianza y entendimiento de los intereses mutuos. Se espera que los dirigentes deliberen para obtener una mayor prosperidad en ambos continentes con el fin de poner en marcha un ambicioso paquete de inversiones África-Europa, que tenga en cuenta retos mundiales como el cambio climático y la crisis sanitaria actual. También deben buscar herramientas y soluciones para promover la estabilidad y la seguridad por medio de una arquitectura renovada de paz y seguridad.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE y de la Unión Africana participarán en mesas redondas temáticas, junto con un grupo seleccionado de invitados externos expertos en sus respectivos ámbitos, en las que se tratarán las siguientes áreas: financiación del crecimiento, sistemas sanitarios y producción de vacunas; agricultura y desarrollo sostenible; educación, cultura y formación profesional, migración y movilidad; apoyo al sector privado e integración económica; paz, seguridad y gobernanza; cambio climático y transición energética, asuntos digitales y transporte (conectividad e infraestructura).
Está previsto que los participantes adopten una Declaración conjunta sobre una visión común para 2030.