El Gobierno de transición de Burkina Faso ha dado un plazo de un mes a Francia para que retire a todo su personal en servicio en las administraciones militares burkinesas a raíz de un acuerdo de asistencia militar técnica firmado en 1961.
«Por la presente (el Ministerio de Asuntos Exteriores burkinés) finaliza el acuerdo de asistencia técnica militar, concluido en París el 24 de abril de 1961 entre la República de Alto Volta (nombre de Burkina Faso entre 1958 y 1984) y la República francesa, incluidos sus dos anexos», indicaron las autoridades burkinesas en una carta dirigida al Ministerio de Asuntos Exteriores galo.
Fechado a 28 de febrero y recogido hace unos días por la prensa burkinesa, el documento «informa asimismo a la parte francesa de que la presente finalización (del acuerdo) surtirá efecto en el plazo de un mes a partir de su recepción».
«Le agradecería cualquier medida diligente que tuviera a bien adoptar con vistas a la salida definitiva de todo el personal militar francés que preste servicio en las administraciones militares burkinesas», agregó el Gobierno del país.
En el documento firmado en 1961 (menos de un año después de haber obtenido Burkina Faso la independencia de Francia), ambos países acordaron la asistencia de personal militar francés «para la organización, gestión y formación» de las fuerzas armadas burkinesas.
Entre otros pactos, uno de los anexos señalaba «la priorización de Francia por parte de Burkina Faso para el suministro de material bélico».
Esta decisión se produce después de que el pasado enero, Burkina Faso pidiera a Francia que retirara sus tropas presentes en territorio burkinés en el marco de un acuerdo firmado en 2018 y por el que un destacamento de 400 miembros de las fuerzas especiales francesas estaba instalado en un cuartel cerca de Uagadugú, la capital.
El fin oficial de esa operación militar francesa, denominada Sabre, tuvo lugar el 18 de febrero en una ceremonia, después de que Francia confirmara a finales de enero que retiraría sus tropas tras la solicitud de las autoridades burkinesas.
Esta medida de Burkina Faso fue similar a la que adoptaron hace un año las autoridades de Mali, que también pidieron que abandonara su territorio el destacamento de la fuerza especial desplegada por Francia en ese país para combatir el terrorismo yihadista.
En los últimos meses se han sucedido en Burkina Faso protestas teñidas de un fuerte sentimiento antifrancés y los manifestantes han pedido en reiteradas ocasiones a las autoridades del país que se alíen con Rusia para luchar contra los grupos yihadistas.
Recientemente, Burkina Faso y Rusia anunciaron su interés de estrechar su cooperación bilateral en la que se tendrá en cuenta la lucha contra el yihadismo.
El pasado diciembre, las autoridades burkinesas ya solicitaron a Francia la salida del país de su embajador, Luc Hallade.
Burkina Faso sufre frecuentes atentados yihadistas desde abril de 2015, perpetrados por grupos ligados tanto a Al Qaeda como al Estado Islámico, especialmente en el norte del país.
El país encajó dos golpes de Estado el pasado año: uno el 24 de enero, dirigido por el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, y otro el pasado 30 de septiembre, por el capitán Ibrahim Traoré, actual jefe de Estado.
La toma del poder por los militares tuvo lugar en ambas ocasiones tras el descontento entre la población y el Ejército por los ataques yihadistas, que mantienen desplazadas a más de 1,9 millones de personas, de las cuales el 58 % son niños, según los últimos datos del Gobierno.