Estos menores forman parte de un grupo de 76 personas acusadas de delitos graves, como traición y disturbios públicos. Las protestas estallaron en agosto debido a las reformas económicas que han exacerbado la inflación y dificultando la vida de muchos ciudadanos. A pesar de las dificultades, el Presidente, Bola Tinubu defiende estas medidas como esenciales para la estabilidad del país.
Durante la audiencia, cuatro de los niños se desmayaron por agotamiento, reflejando la presión a la que han estado sometidos desde su detención. Aunque sus abogados han logrado que se les conceda libertad bajo fianza, el caso se llevará a juicio en enero, generando preocupación entre defensores de derechos humanos.
Mientras tanto, las fuerzas de seguridad han sido acusadas de usar fuerza excesiva, con informes de al menos 13 muertes durante las protestas. Este caso plantea interrogantes sobre el futuro de los derechos humanos y la protección de los más vulnerables en Nigeria.
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