El acuerdo, establecido en 2007, permitió a los buques europeos pescar en aguas gabonesas a cambio de apoyo financiero al sector pesquero gabonés. Sin embargo, el Presidente Brice Clotaire Oligui Nguema ha calificado el acuerdo de «desequilibrado», argumentando que, si bien las flotas europeas se han beneficiado considerablemente, Gabón ha obtenido beneficios limitados.
Libreville alerta ahora sobre la posible sobreexplotación de sus recursos marinos y la falta de inversión y creación de empleo derivada de la alianza. Un importante punto de fricción es que el pescado capturado bajo el acuerdo se envía directamente a Europa sin ser desembarcado ni procesado en Gabón, una práctica que el Gobierno ahora quiere erradicar.
En su declaración oficial, el Gobierno gabonés enfatizó sobre la necesidad de beneficios económicos locales y expresó su deseo de desarrollar capacidades nacionales de procesamiento de pescado. La Unión Europea respondió con sorpresa, pero reconoció el derecho soberano de Gabón a retirarse. Bruselas también indicó que sigue abierta a las negociaciones.
La medida marca un cambio significativo en el enfoque de Gabón para gestionar sus recursos naturales, con un enfoque renovado en el control nacional y la autosuficiencia económica.
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