Al menos el 11 por ciento de los colegios del sector oficial en el país quedan ubicados en barrios donde más de la mitad de las viviendas no tiene acueducto, mientras que esto mismo ocurre solamente en el 1 por ciento de los colegios privados, lo cual sería un serio indicador de desigualdad de cara al regreso a clases presenciales mediante el modelo de alternancia.
88 % de las secretarías de educación dice necesitar acceso a lavamanos
Así se puede ver en un reciente informe publicado por el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana en el cual se buscó determinar el porcentaje de instituciones que podrían cumplir con este aspecto, que es necesario para mantener las medidas de bioseguridad en el retorno a las aulas.
Al respecto, Luz Karime Abadía, codirectora del LEE, le explicó a EL TIEMPO: “Este trabajo parte del objetivo de proveer información que permita a las entidades en el entorno tomar mejores decisiones en cuanto a la situación de la educación en el país y todo lo que ello acarrea, de la misma forma que buscamos incidir en políticas públicas, especialmente en este momento en el que, más que nunca, es indispensable el acceso al agua”.
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De acuerdo con Abadía, “desde los diferentes sectores se debe garantizar que en aquellas áreas, sea urbanas o rurales, donde no haya acceso al agua, se solucione prontamente la carencia, pero además se pueda dar una opción temporal a la comunidad educativa para el retorno a las aulas”.
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“Lo que no puede pasar es que más estudiantes se queden sin poder asistir a la escuela, o que muchas ni siquiera puedan abrir porque no cuentan con las medidas de bioseguridad. Es claro que estos estudiantes tendrán más rezagos en términos de su desempeño y además se seguirán ampliado las brechas sociales. Esto sin mencionar las posibles consecuencias de la ausencia de clases sobre el trabajo y el reclutamiento de menores en grupos delincuenciales”, indica Abadía.
El laboratorio analizó bases del Censo Nacional de Población y Vivienda de 2018, del formulario de Educación Formal (Educ) del 2019 y del Sistema de Identificación de Sedes Educativas (Sise) para encontrar cuántas instituciones del país no tendrían acceso a agua potable.
Lo que se encontró no fueron solo diferencias entre el sector público y privado, sino también entre zonas rurales y urbanas.
Así lo explica el informe: “Se vislumbran brechas dependiendo de la zona de ubicación de las sedes educativas, en donde las sedes de la zona rural tienen mayor rezago en la tenencia de acueducto que las de zona urbana: en el sector oficial la diferencia es de 10 puntos porcentuales y en el sector privado de 7 puntos, en ambos casos a favor de las sedes de zona urbana”.
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Esto resulta preocupante dado que de acuerdo con los lineamientos emitidos por el Ministerio de Educación sobre la alternancia se establece que “para asegurar las condiciones higiénico-sanitarias y promover las medidas de higiene y distanciamiento físico para la prevención del covid-19, se deben garantizar las condiciones sanitarias de suministro de agua potable…”.
Y es que una de las medidas de autocuidado a la que se prestará especial atención en los colegios será el lavado de manos cada tres horas, por lo que este sería otro requisito que no se podría cumplir.
“Esto lo encontramos en medio de las dificultades que representa acceder a dicha información. Por ello debimos calcularlo según el acceso en las diferentes manzanas, pero hay lugares, especialmente en el suroccidente del país, donde esta información no es clara dado que no funcionan con una dirección común y corriente”, finalizó Abadía.
Regiones, las más afectadas
El análisis encontró también serias diferencias en las regiones del país. Por un lado, hay lugares como Bogotá y Quindío donde ningún colegio está ubicado en manzanas sin acceso a agua. En cambio, en Magdalena, Córdoba, Chocó, San Andrés y Guainía, este porcentaje llega a ser superior al 30 por ciento.
Tal es el caso de Karoliset Delacruz Ordóñez, docente de la Institución Educativa Empresarial Cerro Alto, ubicada en el corregimiento de Cerro Alto Caldono, en el departamento del Cauca, quien hace un llamado al Gobierno Nacional para apoyar aquellos puntos donde es difícil el acceso a recursos como el agua potable y el internet.
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“En nuestra institución, la situación es compleja, puesto que no contamos con los implementos para garantizar el regreso de los estudiantes a clase. No tenemos agua potable y los pocos insumos, como alcohol y gel antibacterial, los venimos estirando desde el año pasado y ya están por acabarse. Nuestros niños son en un 80 % de la comunidad nasa yuwe, y muchos deben caminar hasta dos horas para llegar al colegio, para que ni siquiera podamos darles un almuerzo”, dijo la docente.
Al igual que la docente caucana, la lideresa afro y profesora Acenet Carabalí, de la Institución Educativa Santa Rosa de Lima, ubicada en el corregimiento de La Toma, en el municipio de Suárez, explica que su institución no cuenta con servicio de agua constante, debido a que la comunidad no tiene acueducto ni saneamiento básico.
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“Nos abastecemos del preciado líquido a través de pozos profundos, (aljibes)… desconociendo si el agua es apta para el consumo. De todas maneras, la situación y la necesidad de la comunidad hacen que se consuma el agua sin ningún tratamiento de potabilidad. Además, las entidades territoriales no se han apersonado de estas necesidades comunitarias”, menciona.
Pese a ello, el informe sostiene que la gran mayoría de las sedes educativas del país (89 por ciento de las públicas y 99 por ciento de las privadas) cuenta con servicio de agua para garantizar el lavado de manos, lo cual significa que estas podrían acelerar el retorno a la presencialidad con alternancia.