La situación política en Venezuela se torna cada vez más tensa mientras Maduro y Edmundo buscan consolidar su poder. Maduro, quien cuenta con el respaldo del Legislativo y de las autoridades electorales controladas por el oficialismo, se muestra firme en su intención de asumir la presidencia nuevamente. Por su parte, González Urrutia, actualmente asilado en España, ha iniciado una gira por Latinoamérica y Estados Unidos para recabar apoyo contra la Administración de Maduro. Desde su llegada a Argentina el pasado 4 de enero, también ha visitado EE. UU. y Uruguay, con planes de dirigirse a Panamá y República Dominicana en los próximos días.
La situación se complicó aún más el 6 de enero, cuando Venezuela rompió relaciones diplomáticas con Paraguay tras una videoconferencia entre el presidente paraguayo, Santiago Peña, y González Urrutia. Este hecho ha intensificado las tensiones regionales y ha generado una respuesta inmediata por parte del gobierno de Maduro.
El Gobierno de Maduro ha ofrecido una recompensa de 100.000 dólares a quien proporcione información que conduzca a la captura de González Urrutia. Maduro ha advertido que, si el líder opositor regresa al país, será arrestado, lo que añade un nivel de urgencia a la situación. Ambos bandos, tanto el oficialismo como la oposición, han realizado múltiples llamados a la protesta. Se anticipa que hoy jueves, 9 de enero, día antes de la toma de posesión presidencial, se llevarán a cabo dos grandes movilizaciones en distintas partes del país, lo que podría desembocar en un clima de agitación social.
Ante este escenario, la comunidad internacional observa con atención los acontecimientos en Venezuela, donde la lucha por el poder se intensifica en medio de una crisis política y social.
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