Apenas se habló de políticas, se habló más de personas. Del carácter del candidato demócrata, Joe Biden, y de la incapacidad de su rival, el presidente Trump, para hacer frente a los retos a los que se enfrenta Estados Unidos. “Trump es el presidente equivocado para nuestro país”, resumía al final de la noche Michelle Obama, la última primera dama demócrata.
El primero de los cuatro capítulos de esta Convención Demócrata, celebrada de manera virtual por primera vez en sus casi 200 años de historia, fue extraño en la forma. Una sucesión sosegada de videoclips, pequeñas piezas informativas, breves intervenciones de votantes y discursos de figuras del partido pronunciados desde sus casas u otras localizaciones por todo el país, con la actriz Eva Longoria, sola en un plató, como maestra de ceremonias. Fue la convención menos convencional de la historia. Un espectáculo desprovisto de cualquier espontaneidad, pero no de emoción. Por momentos íntimo, por momentos puramente publicitario y muy diferente al resto de convenciones, el espectáculo se digería mejor debido al hecho de que estas pantallas con planos de salones, sin más vida que la del interlocutor, son la forma en que se lleva comunicando desde hace meses una buena parte de los espectadores.
La palabra del día: empatía. Esa ha sido la gran virtud del candidato demócrata que destacaban sus compañeros de partido, que confirmaba el acomodador del tren que le llevaba de Delaware a Washington en sus años de senador, y que mostraba el propio Biden, hablando con familiares de víctimas de la violencia policial.
Y el mensaje de la noche fue que en la candidatura de Biden y Harris caben todos. Las dos horas de programa televisivo recorrieron todo el espectro ideológico, desde el socialista Bernie Sanders hasta una serie de cargos y votantes republicanos, hartos de Trump, que aseguran que votarán por Biden. “En tiempos normales esto probablemente nunca habría pasado, pero estos no son tiempos normales”, ha dicho el exgobernador republicano de Ohio John Kasich. “Muchos [republicanos] temen que dé un giro pronunciado a la izquierda y les deje atrás. Yo no lo creo, nadie manipula a Joe”.
Todos unidos en destacar el buen corazón de Biden y el peligro que encarna el 45º presidente de Estados Unidos. “Nerón tocaba el violín mientras Roma ardía. Trump juega al golf”, ha dicho el senador Bernie Sanders, exrival de Biden en las primarias, en uno de los discursos más esperados de la noche. Pocas veces se ha visto a Sanders pedir con tanta intensidad el voto por otro político. Ha llegado a decir que está dispuesto a trabajar contra Trump incluso con los conservadores, en un guiño a esos republicanos cuya presencia en la convención había enfadado a muchos de sus seguidores. “Amigos míos, el precio del fracaso es sencillamente demasiado grande para imaginar”, ha concluido, desde un hotel de Vermont.
Carentes de toda espontaneidad, se han escuchado discursos cuidadosamente escritos y bien ensayados. El intento de añadir al final de algunas intervenciones mosaicos como de Zoom, con seguidores en sus casas aplaudiendo, no suplía la falta de público que los jaleara y a veces rozaba el ridículo. Los discursos ganaban en eficacia cuando trataban de ser más íntimos que políticos, como el de Michelle Obama, hablando en un plano corto, sentada en un sofá.
La ex primera dama ha puesto en contexto el papel que Trump ha tomado en los últimos tres años y medio en la presidencia ante, principalmente, su posición frente a la pandemia del coronavirus y las tensiones raciales. “Donald Trump es el presidente equivocado para nuestro país. Ha tenido tiempo más que suficiente para demostrar que puede hacer el trabajo, pero está claro que está por encima de su cabeza. No puede afrontar este momento. Simplemente no puede ser quien necesitamos que sea para nosotros. Es lo que es”, ha dicho en su discurso.
Obama ha añadido que Trump solo ha causado “caos, división y falta de empatía” entre los estadounidenses y ha recordado que en las elecciones de 2016, el republicano no obtuvo el voto popular para ser el inquilino de la Casa Blanca. La ex primera dama ha pedido el voto para Biden con un llamado a la empatía y evaluando desde su perspectiva las características que debe tener un presidente en EE UU. “Ser presidente no cambia quién eres, revela quién eres”, ha comentado.
El mensaje estaba grabado desde el salón de su casa y la ex primera dama llevaba un collar con letras que componían la palabra “Vota”. Se ha involucrado en la promoción del voto y regularmente publica mensajes en sus redes sociales para incentivar la movilización de los votantes. “Si creen que las cosas no se pondrán peor, créanme, lo serán si no hacemos algo en estas elecciones. Si tenemos alguna esperanza de terminar con este caos, tenemos que votar por Joe Biden como si nuestras vidas dependieran de ello”, ha añadido. Obama ha concluido que no es momento de protestar a través del abstencionismo, ni de “jugar con candidatos que no tienen oportunidad de ganar”, en alusión a la candidatura del cantante Kanye West.