Durante la ceremonia de apertura, el presidente de la Unión Africana, Moussa Faki Mahammat, ha iniciado su discurso señalando que este encuentro se celebra tras varios aplazamientos. Ha afirmado también que es un momento de intensa emoción dada la fragilidad existencial de los africanos atrapados en el desplazamiento forzado, el exilio y la apátrida por diversas razones. «Esperan con ansiedad e impaciencia nuestra generosidad y nuestro deber de humanidad para aliviar sus múltiples sufrimientos».
Faki Mahamat ha felicitado al presidente de Guinea Ecuatorial por el encomiable historial de actividades humanitarias que ha llevado a cabo desde 2019, año en el que le confiaron la responsabilidad de defender el tema del año, dedicado a los refugiados, los retornados, los desplazados y la búsqueda de soluciones duraderas a los desplazamientos forzados en África.
El presidente de la UA ha continuado en su intervención haciendo alusión a las emergencias humanitarias en África, que son numerosas, diversas y geográficamente dispersas, son una fuente constante de preocupación. Se ilustran con cifras y datos estadísticos recopilados por los organismos especializados de las Naciones Unidas. «Me limitaré a las tendencias generales de las cinco regiones del continente», ha señalado.
En los 15 Estados miembros más afectados, 113 millones de personas necesitarán ayuda de emergencia en 2022.
Según Faki Mahamat, África Oriental y el Cuerno de África acogen actualmente a 4,5 millones de refugiados, más del 75% de los cuales se han visto afectados por la reducción de las raciones alimentarias en 2021. En los dos últimos años, las necesidades alimentarias de la región han aumentado un 70%, y más de 25 millones de personas sufren inseguridad alimentaria.
En África Occidental y Central, 58 millones de personas sufren inseguridad alimentaria. Este es el nivel más alto de inseguridad alimentaria desde 2016. Hay dos millones de desplazados internos en África Central. Esta cifra representa un aumento del 30% a partir de 2020, y no tiene en cuenta los cinco millones de desplazados internos de la cuenca del lago Chad.
En el norte de África, más de 14 millones de personas necesitan ayuda humanitaria.
«La imagen no es bonita, ni mucho menos. Además, se ve ensombrecido por dos factores: por un lado, el debilitamiento de los esfuerzos de empoderamiento de los refugiados por el impacto de la pandemia de covid-19 y, por otro, la presión ejercida sobre el planeta en nombre de la búsqueda del crecimiento económico, cuyos efectos se traducen en un cambio climático que se manifiesta en sequías prolongadas e inundaciones incontrolables».
Ante estos retos, el presidente de la organización africana ha afirmado que la Unión Africana ha desarrollado instrumentos normativos y operativos para mejorar las condiciones de vida de los refugiados y desplazados internos en el continente. «En el plano normativo, cabe mencionar, entre otros, la Convención de Kampala, adoptada en 2009, y la declaración correspondiente, que especifican los objetivos y las modalidades de actuación en favor de los refugiados y otras personas obligadas a desplazarse». A nivel operativo, ha continuado diciendo, se han puesto en marcha planes regionales para gestionar las crisis de refugiados. Durante los últimos cinco años, los fondos necesarios para su funcionamiento no han podido superar el 50%. La primera Conferencia de Donantes, cabe recordar, se celebró hace 11 años, en 2011.
«La paradoja de la ayuda humanitaria radica en la discrepancia entre el carácter de emergencia de la angustia humana a la que hay que hacer frente y la necesidad conmovedora de aplazarla debido a la ausencia o insuficiencia de recursos financieros».
Con la organización de esta Cumbre Humanitaria Extraordinaria, seguida de la Conferencia de Donantes, la Unión Africana demuestra su firme determinación de seguir esforzándose por reducir el sufrimiento de los refugiados y desplazados internos en el continente.
«Me complace que nuestro llamamiento a los donantes esté en consonancia con las preocupaciones expresadas por el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres. En su informe publicado en septiembre de 2021, titulado Nuestra Agenda Común, insiste, entre otras cosas, en la necesidad de no dejar a nadie atrás», ha finalizado.