Este evento forma parte de un ambicioso programa diseñado para fortalecer las capacidades operativas del ejército ecuatoguineano, bajo la dirección del General de División de las Fuerzas Terrestres, Nguema Obiang Mangue. Durante esta jornada de entrenamiento, se han implementado técnicas avanzadas de combate, centradas en el lanzamiento de misiles de tiro curvo y doble, orientadas a la neutralización de aeronaves, tanto tripuladas como no tripuladas.
Este enfoque innovador destaca la importancia de la guerra electrónica y el seguimiento térmico en las operaciones militares modernas. La inclusión de fuego real en los ejercicios subraya el compromiso del ejército con la preparación ante posibles amenazas. Los simulacros incluyeron una situación táctica en la que se simuló un desembarco hostil en la costa, permitiendo al ejército practicar la respuesta a actividades de saqueo y acoso en áreas cercanas a Bata. En este contexto, se establecieron líneas de defensa y se coordinaron ataques estratégicos para salvaguardar la soberanía nacional.
La unidad de intervención rápida, equipada con drones llevó a cabo un reconocimiento detallado del terreno enemigo, permitiendo una evaluación precisa de la disposición de las fuerzas adversarias. A partir de esta información, la compañía de artillería lanzó un ataque de alta precisión, demostrando la efectividad de la planificación táctica.
Los ejercicios también incorporaron el uso de artillería de gran calibre, con proyectiles incendiarios lanzados a distancias de hasta 2 kilómetros. Tras la neutralización de los objetivos principales, un pelotón de limpieza actuó como infantería, utilizando ametralladoras de 7,62 mm para eliminar las fuerzas restantes a distancias controladas. Asimismo, se destacó el uso de una ametralladora antiaérea de 12,7 mm, capaz de operar eficazmente contra amenazas aéreas y terrestres.
Al concluir la demostración, Nguema Obiang Mangue expresó su satisfacción por el nivel de preparación del ejército, aunque enfatizó la necesidad de implementar un programa de al menos 20 ejercicios anuales. Esta recomendación busca asegurar que las tropas estén siempre listas para responder a cualquier eventualidad, independientemente de las condiciones climáticas.
Finalmente, instó a los altos mandos a organizar ejercicios masivos que involucren a toda la Brigada, con el fin de evaluar la cohesión y la eficacia en la asimilación de tácticas, así como el trabajo en equipo, elementos esenciales para el éxito en el campo de batalla.
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